-Capítulo 11-

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UN DÍA ANTES DEL COMIENZO DE LOS JUEGOS

WANNEY

Desde que su hija le había dado la noticia de que había conseguido ser ella la participante de los juegos, Vernon no había salido del sótano de la casa. Wanney no sabía lo que estaba haciendo allí abajo, pero lo descubrió cuando salió una vez acabó.

La joven después de volver a casa, darle la noticia a su padre y ver como él se metía en el sótano, subió a su habitación y se quedo allí pensando en todo lo que haría una vez empezaran los juegos. Tenía pensado intentar descubrir las estrategias de los demás participantes y luego, según lo que cada uno hiciera, atacaría. Se pasó las horas metida en sus pensamientos hasta que se hizo de noche y, sin saber si su padre había salido ya del sótano, se tumbó en la cama y se quedó dormida. A la mañana siguiente descubrió que Vernon seguía allí dentro, así que decidió no molestarle y se quedó esperando a que saliera. Tras esperar dos horas tomó la decisión de hacer algo más productivo. Y allí se encontraba, luchando contra unos muñecos de paja con su hacha de doble hoja. Había ido a una pequeña llanura frente al lago a entrenar. Dominaba su arma a la perfección y no fallaba ni un sólo ataque.

-¡Wanney!

La chica se gira en busca de la persona que había pronunciado su nombre y ve a un niño pequeño, de unos cuatro años, que está junto a su madre mirándola.

-Hola pequeño.

La joven se acerca al pequeño y se agacha hasta quedar a su altura.

-¿Te puedo dar un abrazo?

-Sí, claro.

Wanney abre los brazos y deja que el niño le de un abrazo. Luego mira a la madre y ella le explica la situación.

-Es muy fan tuyo. Desde que descubrió que ibas a participar en los juegos ha estado diciéndome que quería verte.

Wanney sonríe y se dirige al niño.

-¿Cómo te llamas?

-Robert.

-Bien, Robert. Te voy a decir una cosa, ¿vale?

-Vale.

Wanney agarra al pequeño de los hombros.

-Puede que los juegos parezcan divertidos, y de cierta manera lo son, pero es una manera muy cruel de luchar por algo. Yo no tenía pensado participar este año, pero me he sentido en la obligación de hacerlo para vengar la muerte de mi madre.

-Lo siento mucho...

-Tranquilo, es algo que siempre me dolerá pero sé vivir con ello.

Robert se abraza a la pierna de su madre.

-Yo no podría perder a mamá, la quiero demasiado.

-No es algo que puedas elegir. Pero te he contado esto porque quiero que me prometas dos cosas.

-¿Qué cosas?

-Quiero que me prometas que nunca, por nada del mundo, vas a participar en los juegos. Y la otra es que quiero que cuides muy bien a tu madre.

-Pero... Yo quería participar.

-No lo hagas, no te lo recomiendo. Cuando crezcas lo entenderás.

Robert le da un fuerte abrazo a Wanney antes de irse con su madre.

-¡Gracias por los consejos!

Tras ver a la mujer desaparecer tras una pared junto con su hijo, Wanney sigue entrenando hasta que la preocupación empieza a aparecer en su mente. ¿Su padre no lleva mucho tiempo metido en sótano? ¿Le habrá pasado algo? Wanney corre a casa y al llegar deja su hacha sobre la mesa de la cocina. Luego se dirige hacia la puerta del sótano y se para junto a ella.

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