Capítulo 8. Aroma.

288 35 28
                                    

Tom

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tom.

Tenerla así de cerca me hizo distinguir su aroma, fresas y cerezas. ¿Será que sus labios sabían igual? Me cuestionaba.

Mis ganas de descubrirlo fueron más fuertes.

Una de mis manos se posó en su mejilla, luego de que Isa dejará un beso de despedida en la mía, la miré fijamente, un ligero brillos iluminaba sus ojos.

Tan hermosos ojos verdes, pero no era comunes, ligeros destellos azules, no sé qué me pasaba, algo distinto genera ella en mí.

Una mínima distancia nos separa, tan solo milímetros, sentía tan cerca su respiración, un par de mechones de su cabello caía por mi mano y se posaba en parte de rostro.

-Me tengo que ir -habló bajito.

- ¿Tan pronto? -pregunté.

-Es tarde -susurró.

Sentía ya sus labios sobre los míos, y no pude resistirme más.

La besé.

Por milésimas de segundos no se movió, pero solo fueron eso, milésimas de segundos.

Correspondió.

No por mucho, pero lo hizo.

-Discúlpame -al separarnos hablé -No fue esa mi intención.

-La que debería disculparse, soy yo -dijo apenada y se disponía a salir.

La detuve.

-Solo dime que podré volver a verte -dije.

Isabella.

Quería verlo de nuevo, a pesar de no ser correcto, algo, no sé qué, me atraía a él.

Solo asentí.

Abrí la puerta del auto y bajé, me encontraba en un trance y solo hacía las cosas por inercia.

Entré a casa y miré por la ventana si ya se había marchado, y no, seguía ahí. Con el motor del auto apagado.

Subí de inmediato a mi habitación, mi corazón palpitaba a mil por hora, pasé mis dedos sobres mis labios y cerré mis ojos, como si tratase de volver a sentir aquellos magníficos labios.

Esto estaba mal, y no hay nada, un simple beso lo revuelve todo.

Mi habitación daba justo a la calle, mi curiosidad me ganaba así que me acerqué a ella y al fin, encendió su auto, lo vi alejarse y suspiré.

-Isabella no puedes volver a verlo -mi mente me lo repetía.

-Pero si quieres verlo de nuevo -era una respuesta de mi corazón.

Un dilema entre ambos, dilemas que jamás había tenido.

Me acosté a tratar de conciliar el sueño, para mi suerte lo logré. Pero quien diría que hasta en sueños, él estaría.

Champagne Problems (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora