Capítulo 58. Dessert. Parte 2.

145 17 33
                                    

Isabella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Isabella.

Lo sentí alejarse, escuché sus pasos, ir y regresar.

Besó mis labios y el primer sabor que sentí fue de aquel champagne, tan exquisito, como lo son sus besos.

De un momento a otro sentí su respiración en mi abdomen, de a poco levantó una de mis piernas, las separó y fui sintiendo su respiración en mi zona intima.

Me estaba torturando, yo, ya lo necesitaba, como no tienen idea, depositó un ligero beso, gemí, dio otro beso y yo volví a hacer lo mismo, pero mucho más audible.

-Siempre lista para papi - comenzó a succionar mi clítoris y gemir era mi salvavidas en aquel momento.

-Ajá -logré articular aquella simple palabra.

Sus movimientos eran precisos, certeros y placenteros, siguió en lo suyo y yo arqueaba mi espalda, moría de ganas de verlo y poder enterrar mis manos en su cabello y parte de su espalda, pero fui impedida de ese privilegio. Por hoy. Una de sus manos llegó hasta mi seno, apretó mi pezón y gemí a un más fuerte.

Su lengua recorría mi feminidad ya sin ninguna piedad, él no tenía piedad conmigo, introdujo dos de sus dedos dentro de mí.

Suficiente como para que en tan solo cuestión de segundo me corriera en su boca. Mis palpitaciones a mil por hora. Mi cuerpo excitado y con ansias locas de más.

-Mi gatita, no ha pedido permiso -habló.

-Lo siento -se quitó de su lugar y me aterré.

- ¿Tendrá que ser castigada esta sexy gatita? -pasó su pulgar por mis labios y yo por inercia lo succioné. Dejándome escuchar un gruñido proveniente de su boca.

-Castígame papi -supliqué.

-Solo eso necesitaba escuchar -besó mis labios y de un solo movimiento dejó a mi pecho tocando la cama -ten por seguro que esto te va a gustar mordió mi hombro, y lo hizo con más fuerza.

Escuché el sonido del cinturón, y me puse nerviosa.

-Recuerda tu palabra de seguridad -susurró en mi oído, levantó mi cadera, hizo un recorrido de besos desde mi cuello hasta mis glúteos, y mientas bajaba con detenimiento podría sentir por pequeños momentos su miembro.

Masajeó mi trasero antes de sentir el material frio de su cinturón.

De repente el sonido y el dolor se hicieron presente, me quejé, su mano pasó rápido justo en donde había sido el golpe.

Pero, como él lo dijo, me había gustado.

- ¿Cuántas veces serán? -susurré.

- Cinco -respondió con la voz ronca -cuéntalas -susurró en mi oído para luego morder el lóbulo de mi oreja.

Sentí el siguiente, grité y gemí.

-Dos -hablé.

Así sentí el tercero, el cuarto azote, y el quintó, sentí aquella zona de mi cuerpo arder. Y de un momento a otro lo sentí penetrarme, tan profundo, tan delicioso, tan fuerte, que por mi mente pasaba el, no sé si volveré a caminar.

Se encajaba con velocidad dentro de mí, el sonido chocante se apoderaba del lugar, me era imposible no gemir, no gritar de la excitación. Era muy constante, muy rápido y empezó a doler. Esa mezcla de dolor y placer me llevaba a otro mundo.

Jaló mi cabello, mis piernas comenzaban a temblar, el sudor cubría mi cuerpo y sentí sus gotas de sudor caer en mi espalda, me tomaba con fuerza, con rudeza.

Los espasmos me informaron llegar a mi orgasmo, no se detuvo, lo escuché jadear, lo escuché gruñir, sentí sus manos apretar mi cadera.

Azotó mis nalgas, las apretó, llevó su mano a mi punto débil y lo masajeó sin control.

Yo, temblaba.

Al querer estirar mis manos el nudo se ajustaba más, comenzaron a arder mis muñecas. Comenzó a doler aquella zona, llegó al punto G, al punto exacto para gritar más fuerte.

-Vamos gatita córrete una vez más para papi -ordenó.

Y ahí estaba yo, con la cara enterrada entre las cobijas de la cama. Me corrí de nuevo.

Salió de mí, me volteó con brusquedad, mi respiración trataba de normalizarse, pero fue imposible.

Sentí su cuerpo sobre el mío, me embistió de una sola estocada, levantó más mis piernas y a la vez las abrió para encajarse perfectamente.

Mordió mis senos, de manera que las marcas serían el recordatorio diario de esta noche, su vaivén sin pausa me decía a qué punto estaba por llegar, y yo, ya no podía más, dolía.

-Más papi -susurré, mi subconsciente no me funcionaba ahora mismo -sigue...

Tom.

Esa magnifica escena que estaba tenido de Isa, suplicaba por más, pero sabía que algo más había detrás, yo estaba por llegar al clímax, sus senos rebotaban con coda embestida, sus labios estaban rojos de tanto ser besados, y las intensas mordidas.

-Papi... -gimió

-Hazlo gatita -respondí de inmediato.

Ambos llegamos a nuestro orgasmo al mismo tiempo, me liberé dentro de ella mientras ella aprisionaba mi miembro desde su interior y lo cubría con su cálido fluido.

Un par de embestidas suaves y me quedé con la cabeza enterrada entre su cuello, recuperando el aliento.

Desaté sus manos, y ella de inmediato las bajó, quitó su antifaz y sobó sus muñecas, estaban rojas.

Era consciente de lo que acaba de hacer, pero ella tomó mi rostro con sus delicadas manos para poder unirnos en un beso despacio, ambos nos acomodamos y cubrí su cuerpo con las cobijas.

- ¿Estás bien? -pregunté.

Negó.





(2/2)😉

Esto me lo tenía bien guardadito para ustedes. 🥴

¿Qué si hasta yo le tengo envidia a Isa? En efecto, así es. 🥵

Espero les haya gustado todo esto. 🥴🤭

Miles de gracias por votar, comentar y leer. 💕✨

Ustedes ya saben que las amo un mundo entero. 🍾💗

Champagne Problems (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora