(TERMINADA)
¿Te has preguntado por qué te amo?
¿Por qué aún lo hago?
¿Por qué a pesar del tiempo mi corazón palpita a mil por hora?
Aquí estoy, los roles cambiaron, pero no puedo, no puedo hacer lo mismo.
Y odio eso, por que sigo amándote.
Conquís...
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Tom.
No tenía la capacidad de concentrarme en mi trabajo, no después de haber estado con mi gatita, ella es tan... ni siquiera encuentro palabras para describirla.
Y ahí estaba yo, el resto de la tarde con una boba sonrisa y con el animo por los cielos. Al día siguiente, al medio día salí de mi turno, un turno no tan cansado como suelen ser, y era mi momento de planearlo todo, de planear la cena y todo lo que después de ese momento vendría.
Isabella.
No fui con Bruno, estaba muy cansada, al llegar la casa estaba vacía, olvidé que todos los domingos pasamos en casa de mis abuelos, lo hemos tomado por costumbre.
Así que lo primero que hice fue ir a tomar una ducha, cambiarme de ropa y salir directo a casa de mis abuelos. Había llegado ya la mañana siguiente, la noche anterior llamé a Bruno y me dijo la hora en que salía su vuelo.
Estuve ahí puntual, en el aeropuerto, ocho de mañana, su vuelo salía media hora después, al llegar solo tenía su maleta de mano, al verme sonrió y para mi era una mezcla de sentimientos.
En parte no quería que se vaya, pero no podía detenerlo. Lo abracé y el correspondió, beso mi cabeza y el tiempo pasaba lento, en ese momento se sentía así.
-No me vayas a olvidar -habló aun abrazándome.
-No podría hacerlo -era la verdad, se que no lo podría olvidar y mucho menos todo lo que ha pasado.
Y el bendito llamado de abordaje se hizo presente en la sala. Con ella un abrazo aún más fuerte y un beso significativo.
-Isa... antes de irme quería preguntarte algo -habló Brunz.
-Te escucho -respondí y mi mente trataba de buscar respuestas de lo que el diría.
-Se que siento algo por ti desde hace mucho tiempo, y en estas dos semanas se que tu igual las siente.
Momento exacto en el que descubrí lo que diría.
-Se que decirlo es precipitado, pero... el que no arriesga no gana.
Soltó un suspiro.
Y me miró con mucho detenimiento.
-¿Quieres... ser mi novia? -lo sabía, sabía que preguntaría y yo, ya tenía una respuesta para él.
-Me gustaría mucho aceptar, pero... tener algo a distancia sería muy complicado -si fuese otro tiempo, si tan solo eso me lo hubiese preguntado cuando estudiábamos juntos, de seguro le decía que sí.
-Eso quiere decir que es ¿un no? -preguntó.
-Lo es, no es que no sienta lo mismo que tú, y de eso estoy segura, se que me altero al verte y todo lo demás, pero esa angustia y miedo de no saber lo que haces o con quien estás, siento que no sería de agrado para mí -suspiré -y estoy segura de que tu te sentirías igual que yo.
-Está bien, tal vez y este no sea nuestro momento
-Tal vez y no lo es aún – me encogí de hombros -pero recuerda algo, te quiero y eso no es fácil de cambiar.
-Yo igual te quiero y lo he hecho desde que te conocí.
Esa fue nuestra despedida, un último beso y un adiós, lo vi alejarse y desaparecer. Esperé, el avión despegó y con eso sabía que no lo volvería a ver por un largo tiempo. Y si, esa posibilidad de que de nuevo todo se borre había, solo serán recuerdos y experiencias.
Pensé tanto en eso, en lo que dijo, en su propuesta y bien pude haberme arriesgado, pero no, no quería arruinar más esto, se que las cosas cambiaron, se que el no es con quien quiero estar, se que solo fue sexo y ya, nada más, porque quien todavía sigue alterando las mariposas de mi estómago es Tom, y si, le doy todo el crédito a él, por que, con su manera de mirarme, de hablarme y hacerme sentir, me tiene totalmente embobada y cegada, no me puedo resistir a él y el sin fin de sus encantos.
La calidez de su ser y el como me hace sentir tan cómoda conmigo misma, porque no tengo miedo a estar con él, y me gusta que aun esto sea un secreto, por que es arriesgado y esa sensación de toda la adrenalina recorrer mi ser me hace sentir distinta.
Tom
Llamada
-Hola mi gatita linda -había contestado mi llamada después de dos tonos.
-Hola papi -su dulce voz se introducía en mi cabeza.
- ¿Ya apartó el día viernes para mí?
-En eso estoy ¿Qué haremos? -preguntó curiosa.
-Muchas cosas y entre ellas está la exquisita cena.
-Algo en especial que quiera comer.
- ¿Qué tal... tú? -respondí y la escuché soltar una ligera risa.
- ¿Cuál sería el acompañante? -preguntó con el tono preciso de seducción que me encanta.
- ¿Por qué no lo descubrimos ese día?
-Está bien
-Además tengo algo para ti
- ¿Puedo saber qué es?
- ¿Qué tal si paso por ti a las tres?
-Me parece bien
-Nos vemos luego mi gatita.
-Nos vemos luego papi.
No faltaba mucho para que sean loas tres, así que terminé de comer y salí directo a su casa.
Tres en punto estaba fuera, le envié un mensaje y segundos después estaba cerrando la puerta del auto.
Y si, ese beso se sintió diferente, como si no tuviese miedo de que alguien más nos viera y me gustó, me gustó tanto como para volver a repetirlo y con un tanto más de pasión.
-Ahora si ¿Qué tienes para mí?
-Cierra los ojos y estira tus manos.
-Como ordene papi -soltó un tierna risita e hizo lo que pedí.
De la parte de atrás del auto saqué una bolsa, y se la puse sobre sus manos.
-Ábrelos.
-Que bonita bolsa -sonreía y verla así, me encantaba.
-Más bonito es lo que hay dentro.
Así que la abrió y sacó con delicadeza lo que había dentro.
