(TERMINADA)
¿Te has preguntado por qué te amo?
¿Por qué aún lo hago?
¿Por qué a pesar del tiempo mi corazón palpita a mil por hora?
Aquí estoy, los roles cambiaron, pero no puedo, no puedo hacer lo mismo.
Y odio eso, por que sigo amándote.
Conquís...
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Ten 🧻
Isabella.
Sus ojos me lo decían todo, él lo sabía.
-Papá... yo... -no sabía que decir, su mirada fija y su seriedad no me dejaba pensar.
-No busques mentiras Isabella.
-Lo siento -agaché mi cabeza, era lo único que podía decir.
-Claro, lo siento, y ya, ¿crees que con eso las cosas mejoran o se solucionan? -estaba enojado.
No pude decir nada. Me sentenció con tan solo la mirada. Dijo que iríamos a casa y así fue, me despedí de mi amiga con tanta tristeza de lo que me deparaba mi futuro tan cercano.
Llegamos y ni bien entró en casa habló, serio, enojado.
-Te prohíbo verlo de nuevo -habló con severidad.
-No papá, por favor -supliqué con los ojos cristalizados y la voz casi entrecortada.
-Isabella te prohíbo rotundamente que lo vuelvas a ver -repitió aún más fuerte.
-Pero ¿por qué? -aun no entendía el porqué de su negación.
-Porque yo te lo estoy diciendo y si con eso no te es suficiente que lastima por ti.
-Pero... -interrumpió.
-Pero, pero, siempre es pero, por que no puedes decir si Isabella.
Jamás había visto a papá así.
-Te lo dejé en claro y dijiste que las cosas no eran así, Isabella no soy tan tonto como para no darme cuenta de lo que haces.
-Yo necesito saber por qué no puedo estar con él -hablé bajito.
-Porque soy tu padre y mientras vivas bajó mi techo, haces lo que yo te ordene -su voz subió de tono -y espero te haya quedado claro.
Mis ojos dejaron escapar un par de lágrimas.
-Te he ayudado desde que mamá murió, me hice cargo de mi hermana y ni bien pude me puse a trabajar para ayudar a pagar los gastos de la casa -me defendía o eso creía yo -he dejado mis estudios de lado para centrarme en casa, y ahora que conocí a alguien que aporta tantas cosas buenas a mi miserable vida, ¿no puedo ser feliz?
- ¿Tu miserable vida? -repitió lo que había dicho.
Y entendí el error que había cometido en aquellas palabras.
-Entonces ¿todo lo que he hecho por ti y tu hermana no significa nada? -habló.
-No me refería a eso papá, perdón.
-Entonces ¿a qué carajos te referías? -casi gritaba.
-A que he dejado todo para que las personas que amo estén bien.
