(TERMINADA)
¿Te has preguntado por qué te amo?
¿Por qué aún lo hago?
¿Por qué a pesar del tiempo mi corazón palpita a mil por hora?
Aquí estoy, los roles cambiaron, pero no puedo, no puedo hacer lo mismo.
Y odio eso, por que sigo amándote.
Conquís...
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Tom.
Después de haberme corrido en su boca, ambos salimos del bar como si nada hubiera pasado.
-Ali, dejas todo en orden y la llave está en la oficina -habló Eli.
-Claro Eli -dijo aquella chica.
Cruzamos la puerta y me encontré con quien menos me esperaba. Sebas.
-Hola Tom.
-Seb, ¿Cómo estás?
-Todo bien y ¿tu? -preguntó mirando a Elina.
-Salí a despejar la mente -me encogí de hombros - ¿Cómo así tu por aquí?
-Para despejar la mente -sonrió -hay que salir.
-¿Nos vemos otro día?
-Claro.
Nos despedimos, el entró, y Elina y yo subimos a mi auto, no quería ir a su casa, prefería un lugar distinto.
Durante el camino no dijimos nada, un par de minutos después llegamos al hotel Wellington, solo necesitábamos una habitación simple, solo íbamos a coger y ya.
Por suerte había disponible, nos entregaron las llaves y subimos directo. En la habitación esperaba una botella de champagne, era lo más que podían ofrecer, esa escena de Eli abriendo a botella y sirviendo en cada copa me recordaba a Isa.
Carajo, como me gustaría que quien estuviera en esta habitación sea ella, pero no me voy a rendir, por que cuando yo quiero algo, siempre lo consigo.
Y se que haré lo posible por que esté conmigo, me importa muy poco que tenga un estúpido novio, al final, se que ella quiere lo mismo que yo. De otro modo, jamás me hubiera dejado navegar por la suavidad de su piel y la calidez de su intimidad.
Bebí de un solo tragó el champagne, seguido de eso me acerqué a Elina, solo necesitaba satisfacer esas ansias locas que recorren mi cuerpo, necesito liberar mi frustración y que mis demonios internos se controlen de una maldita vez.
Todo fue como siempre, poca importancia a si llegaba a lastimar el cuerpo de Eli, además, ella ha accedido a todo y sabe cual es su palabra de seguridad.
Solo es sexo y nada más, no sentimientos, ella y yo obtenemos lo mismo, satisfacción como nos gusta y fin. No hay nada más. No de mi parte.
Ella se quedó dormida en la habitación, la botella de champagne estaba a la mitad, así que solo me puse mi bóxer y caminé con la botella a la mini sala que tenía, me senté y me la bebí por completo.
Las luces de la ciudad me tenían pensando en millones de cosas, y una de ella fue Isabella, desde que la vi el día de mi cumpleaños llamó mi atención.
Recuerdo perfectamente como había iniciado todo este mundo de descontrol. Un mundo adictivo y sádico.
Las reglas siempre han estado en mi vida, desde que tengo uso de razón, no desobedecer, no contradecir y no interrumpir.
Reglas que se deben cumplir, es parte de mi. Benditas reglas.
Flashback.
Tenía diecisiete cuando salía con Yenny, estábamos por terminar el colegio, ultimo año, y sabía perfectamente que esas historias patéticas de amores de adolescente jamás duran un siempre, es más, siempre, tiene fecha de caducidad.
Después de alrededor de tres meses tuvimos nuestra primera vez, un desastre total y de solo recordar me da risa, con el tiempo ambos exploramos más, y recuerdo lo sumisa y obediente que era, a todo era un sí.
Sus palabras de suplicas porque me detuviera aún están presentes, pero detrás de eso había algo más, quedamos en un acuerdo, la bendita palabra de seguridad.
Un día no me controlé, habíamos salido de fiesta y ambos estábamos ebrios, tuvimos sexo más fuerte de lo normal, y recuerdo que al siguiente día Yenny estuvo demasiado molesta conmigo, me indicó lo que le había hecho a su cuerpo y si me sentí mal, un poco.
El tiempo pasó, llegó la graduación y con ello nuestra separación, y quien terminó eso fui yo. Además, todo se volvió rutinario y mis ganas de explorar el cuerpo de otras chicas me invadían.
Entré a la universidad y conocí a Caetlyn, nuestro primer semestre fue para conocernos, existía más chicas dentro de la facultad de medicina y en el resto de la universidad.
Conocí a Mary, seguía literatura inglesa, todo inicio de lo normal, conocernos, citas y sexo, recuerdo que ella me dijo que de eso no sabía nada, así que le enseñé, y ambos aprendimos. Ella me decía mi señor, y hasta el momento no he dejado que nadie más me diga así.
Para segundo semestre de la carrera en una fiesta de la facultad, ebrios ambos, Caetlyn y yo, tuvimos sexo, pero con ella siempre ha sido distinto, jamás la he lastimado, no sobrepaso los limites.
Lo mío con Mary terminó en tercer semestre. En cuarto semestre conocí a Erika, tenía dos años más que yo, una hermosa rubia, de cuerpo esvelto, y ella me enseñó más cosas, al inicio era extraño, por que quien tenía el control de todo era ella, hasta que aprendí.
Siguió, Bella, Julieta, Melissa. Hasta que ella llegó. Y entendí que todas las mujeres son iguales.
Sofhi, estudiaba psicología yo tenía veintitrés años, me hizo sentir diferente, me hizo creer en el amor, después de tanto, me llenó la vida de ilusiones y falsas esperanzas de un amor que jamás tendría un final feliz.
Dos años de una relación llena de miles de cosas ''bonitas'', solo era una patética ilusión, en todo el tiempo de relación que tuvimos jamás, jamás la traicioné, era mi vida entera, era, era el amor de mi vida, lo quería todo con ella, un familia, un futuro juntos.
Era un tonto e imbécil ser que se dejó embaucar por unos ojos miel, un cabello negro ondulado hasta la cintura, una sonrisa maravillosa, unas manos y piel suave.
Y quebró mi corazón en miles de pedacitos, que jamás terminaron de ser sanados, una reconstrucción imposible, traicionó mi confianza y me dejó con desilusiones y una la definición de la mujer típica, intacta.
Sin embargo, me refugié en el estudio, mi mejor amiga y Elina, a la que conocí en una fiesta gracias a Caetlyn, una cosa llegó a la otra y en eso llevamos ya cinco años.
Un año después conocí a Tina, al inicio traté de cambiar, pero la tentación y la búsqueda de que mis demonios estén calmados me hizo fallar, con un poco de remordimiento, pero nada más.
Fin del flashback.
Y existieron más, una larga lista, cada una con una historia distinta y con la libertad de escoger quedarse, o alejarse de todo este maldito mundo de placer.
Sin embargo, quiero seguir creyendo que Isabella es una más a la lista que añadir, y mi curiosidad por conocer más de ella me envía directo a la perdición.
