(TERMINADA)
¿Te has preguntado por qué te amo?
¿Por qué aún lo hago?
¿Por qué a pesar del tiempo mi corazón palpita a mil por hora?
Aquí estoy, los roles cambiaron, pero no puedo, no puedo hacer lo mismo.
Y odio eso, por que sigo amándote.
Conquís...
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Tom.
Preparé una ensalada de vegetales, con pollo a la plancha, se sentí diferente, o yo me sentía así, como si tuviera un peso menos.
Después de haber dejado todo en orden en la cocina, salí al patio de mi casa, a leer, distraer un poco mi mente. Pero quería ir con ella, verla, estar juntos y disfrutar de su compañía, así que tomé mi celular y la llamé.
Isabella.
Me quedé en casa de los abuelos toda la mañana, y regresé a mi rutina, Danny llegó y a la misma hora de siempre yo regresé a casa para luego ir a trabajar, en el trascurso de mi regresó mi celular comenzó a sonar. Una llamada, de él.
Contesté.
Llamada.
-Hola bella gatita -dijo al instante.
-Hola doc -respondí y en mis labios ya tenía una enorme sonrisa.
- ¿Ya estás regresando a casa? -preguntó.
-Sip -asentí con la cabeza, como si el pudiera verme.
-Paso por ti para llevarte al trabajo.
- ¿Es una orden?
-Lo es, así que obedécela.
- ¿Y si no obedezco? -mi voz era coqueta.
- ¿Quieres averiguarlo? -preguntó con la voz ronca.
-Me gustaría -reír.
-Cuatro y media estoy en tu casa -habló.
Miré el reloj en mi muñeca, cuatro y cinco minutos.
-Espero sea puntual -dije.
-Odio la impuntualidad -no dijo nada más y colgó.
Llegué a casa y subí de inmediato a cambiarme de ropa.
Tom.
Me puse mi chaqueta y salí de casa, subí a mi auto y conduje para llegar lo más puntual. Había mucha felicidad en mí, algo distinto, algo que no pensé volver a sentir.
Isabella.
Estaba ya lista, como uniforme tenía una camiseta negra con el logo del bar en el pecho, decidimos que todos usaríamos jeans azules y zapatos negros, así de fácil era. Tocaron la puerta mucho antes de la hora que Tom dijo.
-No había dicho cuatro y media -pensé.
Bajé y abrí la puerta, para toparme con la persona a la que más le tenía miedo.
-Hola corazón -dijo entrando.
- ¿Qué...qué haces aquí? -pregunté.
-Vine a ver cómo estás corazón-se acercaba a mí y yo caminaba de reversa.
