(TERMINADA)
¿Te has preguntado por qué te amo?
¿Por qué aún lo hago?
¿Por qué a pesar del tiempo mi corazón palpita a mil por hora?
Aquí estoy, los roles cambiaron, pero no puedo, no puedo hacer lo mismo.
Y odio eso, por que sigo amándote.
Conquís...
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Isabella.
Pensé que después de haberlo echado de la habitación no volvería a hablarme, eso era lo que yo quería.
Pero no, llamó, ni siquiera tenía registrado su número, no podía articular ni una sola palabra, mi cuerpo estaba paralizado.
Su voz, llamándome gatita, me erizaba la piel, y esas ganas de verlo me invadían.
Llamada.
- ¿Sigues ahí gatita? -preguntó.
- ¿Ne... necesita algo?
-Verte -respondió.
-Creo que eso no es posible -dije.
- ¿Por qué? -cuestionó.
Debía inventar una excusa, uno, no podía verlo de nuevo y dos, no podía verme así.
-Porque... no estoy en casa -mentí.
-No eres buena mintiendo gatita -dijo todo burlón -baja a abrirme la puerta.
-No... no puedo.
- ¿Por qué?
-Porque... está mi papá en casa -me excusé, como si no fuera a notar que estoy completamente sola.
-Se que tu papá no está, tu hermana no pudo haberse quedado por que sería matarla de frio, tus abuelas tampoco están, a la edad que tienen no creo que tu o tu papá lo permitan, así que para hacerles compañía tu hermana está con ellas. Y si tu estas en casa es por que probablemente fuiste a trabajar, lo que es extraño, es ¿por qué estas tan temprano en casa?
Me dejó sorprendida con tan buena respuesta, la cual tenía toda la razón.
- ¿Por qué no estudió para detective mejor?
-Por qué ser doctor también implica investigar y analizar los motivos.
Este hombre sí que lo sabe todo, pero... no podía dejar que entre.
-Así que mi gatita, se obediente y baja a abrirme la puerta.
-De verdad... no puedo hacerlo.
- ¿Estás bien? -se escuchaba ya preocupado.
-Si -dije de inmediato, pero con la voz en un hilo.
-No lo estás, obedece y abre.
Colgó la llamada.
Por Dios, no sabía si abrirle o no. Tal vez y su compañía me hará bien, o no lo se la verdad.
Pero tomé mi decisión.
Me puse un suéter, me coloqué la capucha, dejé que mi cabello cubriera parte de mi rostro y después de haberme limpiado el maquillaje que se me corrió por llorar, bajé.
