—¿Porqué no vamos a la otra casa?
—¿Cuál otra?
—La que tiene un poco de color.
—Allí está Aiden.
—Por eso quiero ir.
—Por eso yo no lo quiero ni ver.
—Que malo.
—Soy malo de sangre mi amor.
——————————
—¿No te duele?—cuestioné una vez en su habitación al ver como se deshacía de la camiseta negra—tiene muy mal aspecto, todo—musité acercándome a el, extendí mi mano y acaricié con las yemas de mis dedos las heridas y la sangre seca que cubría su torso desnudo, sus músculos se tensaron bajo mi caricia.
Alcé la mirada pero no pude evitar mirar sus labios antes de deslizar la mirada hasta sus ojos.
—Por favor, Eve—puso los ojos en blanco como si mi comentario fuera de lo más ridículo del mundo—esto no es nada comparado de la primera paliza que me dieron.
—Se nota que eres experto en esto—puse los ojos en blanco antes de apartar mi mano de su piel al notar que seguía tenso.
—¿Esto?—frunció el ceño, aunque aún tenga el ensamble frío pude darme cuenta que en sus ojos si había diversión.
—Palizas—aclaré cruzando mis brazos.
—Palizas—repitió él, con tono burlón y con eso supe que no iba a contestar como un humano normal, o más bien ni iba a contestar.
Eso solía hacerlo siempre que quería evitar un tema de conversación sin ser brusco… digamos que ahora está siendo amable.
—¿Eres así de naturaleza?—alcé las cejas dándole un empujoncito de broma—ve a bañarte y déjame en paz.
—Como ordenes, señorita—sonrió antes de dejar un beso sobre mis labios que me dejó desolada y desapareció en la puerta del baño.
—¡Idiota!
—¡Vaya! ¡Me dejarás con traumas psicológicos a partir de ahora! ¡Tu insulto me dolió mucho!—escuché su respuesta, cosa que me hizo resoplar y dejarme caer en su cama.
—¿Puedo coger ropa tuya?—pregunte entonces después de estar como dos minutos mirando fijamente el techo de la habitación.
—No.
—Aún eso lo haré—conteste.
—¡Ni se te ocurra!
—Lo haré—me puse de pie y caminé hacia el clóset, este a diferencia de la primera casa de Carter que visité, era de color rojo.
Para ser exactos estábamos en la mansión a la que me trajo Reeth después de recogerme del hospital.
Este clóset era igual de grande que mi habitación y lo dijo muy en serio, fui al primer cajón que tenía ropa de color, cogí una sudadera color rojo y negro, para ser exactos era medio negro medio rojo.
—Me la quedo—comente para mí misma mientras me la ponía encima del top.
Me quedaba literalmente como un vestido pero agradecí aquello, salí del clóset y me percate en que aún no había salido del baño.
—¿Vas a tardar media vida o que?—al no recibir ningún tipo de respuesta sarcástica de su parte me preocupe—oye, ¿estas bien?
—Sí—su respuesta fue automática.
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Un Beso Letal
RomanceDos personas. Un pueblo. Un secreto. Un sentimiento. Y no es exactamente el amor, es el odio. Una vida llena de luces y energía mientras que la otra está llena de oscuridad y secretos. ¿Un golpe puede juntar a dos personas que principalmente se odia...