19. Inocent eyes

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Estábamos a un día de la catástrofe de la que todo el mundo habla.

Bueno, quizá no todo el mundo. Solo aquellas personas que saben de la existencia de los letales saben de tal día.

El día del enfrentamiento entre letales y no letales.

¿Motivo? Bueno, no sé como se llamaría. Así que lo podemos denominar como racismo.

Racismo porque odian a Carter y su grupo, los quieren muertos, en específico por ser diferentes.

Quizá el verbo "querer" no sea el indicado. El indicado sería "deseo."

Desean que Carter y todos los letales existentes sobre la faz de la tierra desaparezcan.

—¿Qué piensas, Sky?—la voz de Carter me sacó de mis pensamientos.

Dejé el bolígrafo a un lado y dejé de prestarle atención a la profesora de biología para mirar a Carter.

—¿Estas seguro de lo que queréis hacer mañana?

—No hay vuelta atrás—se encogió de hombro—. Y nosotros también los queremos eliminar.

—Tú no matas, Cav—murmuré.

Carter desvió la mirada hacia la pizarra y después me miró a mi de nuevo.

—No soy un héroe, Evelyn—contestó meditando sus palabras—. Creo que soy el villano bueno.

—No existen buenos o malos, Carter. Solo existen personas que cometen errores.

—Supuestamente el héroe jamás debe derramar sangre.

—Sangre inocente—contesté.

—Entonces no quiero ser un héroe.

—¿Mhm?—volví la mirada hacia la pizarra y comencé a copiar de nuevo.

—¿No te das cuenta que los héroes siempre luchan por mantener las cosas tal y como son mientras que los villanos siempre luchan por cambiar algo?

—¿Tú quieres cambiar algo?—cuestioné sin mirarle.

—No lo sé.

—Ya cambiaste muchas cosas—aseguré aún sin mirarle—. Los villanos son villanos porque la historia está mal contada. De vez en cuando no viene nada mal un cambio.

Carter parpadeó observándome con concentración.

—Si estás seguro de querer hacerlo sigue adelante. Siempre y cuando nadie de los nuestros termine herido.

—¿No crees que eso nos vuelve un poco egoístas?—cuestionó apoyando su barbilla en sus brazos cruzados sobre la mesa.

—No—negué cambiando de hoja—. Lo que nosotros buscamos es justicia. Nada más.

—Bueno—cerró los ojos—. Ya veremos lo que sucederá en el fin de semana sangriento.

Se me erizó la piel al escucharle decir aquello.

—Carter—le llamé.

Dejé a un lado el bolígrafo otra vez y me centré en él.

—¿Qué sucede?—abrió nuevamente los ojos observándome.

—Tienes que prometerme una cosa.

—Dime.

—Prométeme que no saldrás herido de ahí.

La mandíbula de Carter se tensó automáticamente y evitó el contacto visual.

—Carter—insistí.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora