12. War of minds

31 5 0
                                    

No hubo peleas, pero sí una borrachera increíble.

Riley se estaba tambaleando con cada paso que daba.

—Creo que nos pasamos un poquitín, Cavalier—comentó, arrastrando las palabras.

—¿Un poquitín?—alcé las cejas—. Riley, literalmente te bebiste una botella entera de vodka y otra de cerveza.

—La de cerveza no cuenta—contestó.

—¿Te encuentras bien?—tiré de él hacía atrás porque casi se choca contra una farola.

—Físicamente mal y mentalmente peor.

—Dios mío, eres la definición de la depresión—murmuré negando con la cabeza.

—Gracias, vaya—bufó.

—Era ironía y lo sabes.

—Es que no es ironía, es la verdad—se encogió de hombros.

—Siéntate—indiqué llevándolo al banco más cercano.

—Estoy mareado—admitió.

—¿Quieres agua?—ofrecí.

—Gracias—asintió aceptando la botella, su pulso temblaba tanto que incluso la botella comenzó a temblar en su mano.

—Dame la botella, anda—le quité la botella recibiendo un puchero de su parte.

—¿Me quieres matar de sed?—cuestionó entre berrinches.

—Te quiero dar agua sin que termines empapado—informé—. Abre la boca.

—Uy, que pervertido.

—Riley—gruñí con cansancio.

—Vale—bufó antes de obedecer.

Cuando ya casi se había bebido media botella aparté la mano de su cuello y dejé la botella sobre el banco.

—¿Mejor?

—No.

Si hay algo que amo de Riley es su honestidad, en serio.

—¿Que necesitas?

—Necesito...—me observó con aire pensativo y suspiró—. Necesito que las cosas vuelvan a la normalidad, especialmente entre nosotros.

—¿Cuál fue la normalidad entre nosotros?

—Recuerda que jamás dejamos lo nuestro, Cavalier—sus ojos se iluminaron al mirarme—. Lo que significa que aún somos pareja. Aunque me fuiste infiel con mucha gente...

—Riley yo...

—Lo sé, solo era broma—contestó riendo, aunque su risa no tenía ni una pizca de humor—. Al irme me llevé conmigo todo indicio de relación.

—¿Puedes dejar de darle vueltas a algo que ya pasó?

—No—negó—. ¿Te crees que eres fácil de olvidar?

—Sí—asentí—. Si buscas a más gente y miras a tu alrededor te enamorarás de miles de personas más. La vida es larga, sal y vívela como es debido, Riley.

—No quiero.

—No se puede ser más cabezota, en serio.

—En tu tiempo te enamoraste de este cabezota—reflexionó.

—No me arrepiento.

—¿Porqué me da la sensación de que verdaderamente te arrepientes?

—Porque estás borracho y justo se te ocurre caer en depresión—solté un suspiro apoyando mis manos en sus rodillas, ya que estaba de cuclillas frente a él—. Escúchame bien.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora