9. Ineffable

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—No se que estáis haciendo, no me importa pero salgan ya de una vez de esta habitación—interrumpió Aiden abriendo la puerta de par a par.

—Mira, ya me estas empezando a cabrear cada vez que entras así—gruñí incorporándome.

—No soy tonto, Evelyn. Si estuvieras en plena follada habría percibido los sentimientos como lujuria, deseo y todas esas mierdas—el pelinegro se encogió de hombros—. Pero ahora solo prencibí tristeza, amor y felicidad. Así que amigos míos, sois bipolares.

—Eso ya lo sabíamos—comentó Carter incorporándose y bajándome de su regazo.

—Tu ve a ducharte y después ve a desayunar y tu vienes conmigo—nos señaló a ambos.

—¿Quién tiene que hacer que?

—No me seas así, Evelyn—bufó acercándose y tirando de mi brazo—. Ah, buenos días hermanito.

—Buenos días, Aiden—rió Carter.

Él pelinegro me sonrió en cuanto salimos de la habitación y paso su brazo por mis hombros.

—¿Porque estabas triste?

—No estaba triste—negué.

—A mi no me vas a mentir, Lodge.

—Estaba nostálgica—contesté encogiendome de hombros.

—¿Recordó algo?

—Gran parte de las cosas—asentí con emoción.

—Eso es positivo—Aiden sonrió ladino.

—Sip—asentí energéticamente.

—Bueno, es un gran avance, ¿No?

—Sí, pero no sé si todo regresará a la normalidad.

—¿Cuál es la normalidad, Eve?—me preguntó.

—La normalidad para mí es algo a lo que ya estás acostumbrado—contesté encogiendome de hombros—. Quiero el Carter que ya conocía, el trato que ya esperaba, el ambiente al que ya estaba acostumbrada.

—¿Y si no volvéis a ser como antes pero ahora ser más unidos?

—Sería mejor pero hay muchas posibilidades de que se acabe.

—No se acabará—aseguró—. Y ahora cambia esa cara de disgusto y camina.

—¿Adónde?

—Evelyn, no se si caíste en cuenta pero estamos en medio del pasillo como dos mongólicos hablando sobre si mi hermano te ama o no.

—Lo que digas—gruñí de mala gana.

—Vamos—puso sus manos en mis hombros aún estando detrás de mí y me condujo hacia el salón.

—Se caminar sola.

—Mentira—me condujo hacia un sofá y me indicó que me sentara al lado de Jayden quien despegó la mirada de su portátil para mirarnos con el ceño fruncido.

—¿Qué coño hacéis con vuestra vida?

—Encima que venimos por vuestro bien...

—¿En serio?—miré a Aiden también con una ceja en alto, pues no tenía ni idea de que hacia allí.

—Dentro de dos días es el cumpleaños de Andrew—bufó.

—Y el de Maya también—musitó Chase el cual ni siquiera había visto.

—Ah, si eso ya lo sabía—enarqué una ceja.

—¿¡Acaso te estoy hablando a ti!?—Aiden me fulminó con la mirada para después centrarse en sus hermanos—. Alice ya está planeando una fiesta sorpresa.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora