8. All is better with Cavalier

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—¿Qué sucede, Reeth? ¿Desde cuándo solicitas reuniones a las cinco de la madrugada?—murmuré con voz adormilada.

—¿Y tú desde cuándo duermes temprano?

—Cooper, son las cinco de la madrugada.

—Bastante temprano—aseguró.

—Yendo al grano, ¿que quieres?

—Es necesario que vengas al estudio, estamos aquí todos.

—¿Que estudio, Reeth? ¿De qué cojones hablas?

—¿Crees que regresamos de Teivel con las manos vacías, Cav? Ven a la dirección que envié hace dos horas en el grupo, estamos aquí todos, faltas solo tú.

—¿Todos? ¿Quiénes?—fruncí el ceño saliendo de la cama.

—Eh... ¿qué pregunta es esa? Estamos aquí los chicos y yo.

—Ah, está bien. En unos minutos estaré ahí.

—Más te vale que sea cierto, porque tuvimos que...—se escuchó un grito ahogado de fondo.

—Reeth, ¿que está pasando?

—Nada, solo ven—indicó antes de colgar.

—¿Te tienes que ir?—cuestionó Evelyn incorporándose en la cama.

—Sí—asentí terminando de ponerme una sudadera de color negro.

—¿Misión?—cuestionó con diversión observándome de arriba abajo.

—Más bien reunión—respondí atándome los cordones de los tenis.

—Suerte—comentó esbozando una pequeña sonrisa.

—Gracias, supongo que la necesitaré bastante—susurré para después inclinarme sobre ella y besar su frente.

—Por la mañana iré a la mansión.

—Esta bien, nos vemos ahí entonces.

—Me parece bien—asintió antes de volver a recostarse.

Salí de la habitación, me puse la capucha de la sudadera y sostuve con fuerza el collar que siempre llevaba conmigo.

Tan solo cinco segundos después me encontraba frente a un edificio en ruinas al que los chicos llaman estudio.

Sin perder ni un segundo más avancé hacia la entrada.

—Oh, ya estás aquí—la puerta fue abierta por Brad sin darme tiempo ni para llamar—. Pasa.

—Oye, ¿que sucede?—fruncí el ceño confundido.

—Huh, muchas cosas y ninguna es buena.

—Ah, que extraño—murmuré con ironía siguiendo sus pasos.

Pasamos al interior de una sala bastante amplia e idéntica a la sala del estudio que teníamos en Teivel, algo me dice que ellos tienen mucho que ver con todo esto.

—Buenas noches, hace muchísimo tiempo que no nos reunimos todos a solas—habló Reeth.

—Dudo que nos hayas reunido aquí para decir eso—comenté tomando asiento en el suelo junto a Aiden, el cual trataba de mantenerse despierto.

—En parte sí—asintió.

—Además, no estamos todos, ¿tu hermano donde está?

—Esta atado en una silla, pero eso no importa ahora—indicó restándole importante.

—¿Atado?—fruncí el ceño.

—Le desagrada tu sola existencia y si vamos a estar en esto tenemos que estar juntos, así que nos vimos obligados a atarle.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora