16. We are broken

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—¿Y qué haremos?

La misma pregunta nos hicimos como cinco veces en menos de un día.

—No podemos hacer nada—Chase negó observando al pelinegro—. Pero no se llevará a Jayden.

—Dijo que al ser menor de edad si se lo puede llevar, porque es su padre—Aiden se pasó una mano por el pelo y me lanzó una mirada de interrogación—¿Puede hacer eso aunque Jake no quiera ir con él?

—Lamentablemente sí—asentí—pero ni muerto dejaría que se lleve a Jayden.

—En si, yo puedo ser su tutor legal. Tengo veintidós años—Chase miró nuevamente a Jayden quien estaba dormido con la cabeza apoyada en su regazo—no puedo dejar que vuelva a ese infierno.

—No te preocupes, encontraremos una solución donde no tengamos que dejar a nadie a mitad del camino.

—Eso espero...—murmuró el castaño.

Chase Cavalier.
14 años de edad.
Teivel/Valdis.

Volvió a suceder.

Él volvió a aparecer en mi habitación con los ojos bañados de lágrimas y con el corazón latiendo a mil por culpa del miedo.

Él solo tenía nueve años, no entendía la necesidad que tenía Thomas Kings de dañar a un niño pequeño.

—¿Puedo dormir contigo?—preguntó con voz temblorosa al abrir la puerta, su pequeña mano envuelta alrededor del pomo de la puerta temblaba.

—Pasa—me puse de pie para cerrar la puerta con llave y le indiqué que subiera a la cama—¿Y mamá?

—Ella... Ella otra vez tenía esas agujas clavadas en la piel—contestó.

Drogas de nuevo.

Maldita sea esa mujer.

—Esta bien, ¿te hizo algo?

—No.

—Jayden.

Cómo respuesta alzó su sudadera mostrando una herida reciente en su pecho.

—Duele—susurró y de nuevo las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

—Esta bien, está bien, relajate—le quité la sudadera y saqué el botiquín de primeros auxilios que había en mi mesilla de noche.

Ese botiquín que últimamente usé más de lo usual.

—Te va a doler, pero ya pasará, ¿si?

—Vale—asintió.

Limpié la sangre que aún brotaba de la herida y después le puse una tirita, en todo esto su cuerpo no paró de temblar y sus ojos solo dejaban salir más lágrimas.

Al finalizar guardé todo y lo abracé dejando que escondiera su rostro en el hueco que hay entre mi cuello y mi hombro.

Dolía, dolía demasiado ver cómo Kings le destrozaba a diario y yo era incapaz de hacer algo al respecto.

Me sentía completamente inútil en esas situaciones, porque lo normal sería plantarle cara a Kings de una vez por todas, porque si sigue así...

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora