1. Fuck up

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—¡Jayden!—chille entrando a su habitación—¡Despierta hijo del mal!

El pelinegro me miró con el ceño fruncido y resopló volviendo a cerrar los ojos.

—¿Y si me dejas en paz?

—Nah, yo te propongo algo mejor. ¿Y si te despiertas para ir al instituto de una vez por todas? Tengo clases, estúpido. Levántate.

—Vale, mamá.

Cuando estaba yendo hacia la puerta me giré para sacarle el dedo del medio.

—Solo tengo veinte años, no me vengas con mamadas.

El soltó una carcajada limpia al ver mi expresión y en eso abandoné la habitación yendo hacia la cocina donde me encontré con Alice.

—Buenos días—saludé sentándome en una silla.

—¡¡Buenos días!!—Maya apreció en la puerta de la cocina con una gran sonrisa. Detrás de ella apareció Chase quien sonrió con inocencia sentándose al lado de Maya, frente a mi.

—Huelen a sexo—solté tomando un trago de mi taza de café.

Maya se puso roja hasta las orejas pero Chase mantuvo su sonrisa angelical.

—Lo digo porque os escuchamos anoche.

—No es mi culpa que las paredes sean tan finas, ¿vale?—se defendió el castaño.

—Eso—añadió la rubia.

—Cállense y desayunen—Alice dejó los platos sobre la mesa justo cuando Andrew entro del balcón y nos sonrió a todos dejando su móvil sobre la mesa.

Había salido hace rato porque recibió una llamada urgente.

—¿Quién era?—pregunté mientras el se sentaba a mi lado sin borrar su sonrisa.

—Nadie.

—No, no imbécil—le pegue un buen manotazo—no me vengas diciendo que no es nadie porque llevo casi quince minutos esperando el chisme.

—Jamás cambiarás—bufó.

—¡¿Quien era?!

Jayden entró en ese instante, con el cabello goteando y el ceño fruncido.

—¿Por qué gritas tanto, Evelyn?—me miró mal—¿Hay chisme?

—Ese es punto, este imbécil no quiere hablar—comenté pegándole un segundo manotazo a Andrew quien ni se inmutó.

—Andy.

—¿Qué?

—¿Cuál es el chisme?—Jayden le miró con una sonrisita.

—¿Puedo comerte la boca antes de contrate el chisme?

Maya le pegó una patada por debajo de la mesa a su hermano sacándole el dedo.

—Es menor de edad.

—Tiene diecisiete—Andrew no apartó la mirada de Jayden.

—Tengo diecisiete.

—Ya, tu diecisiete y el…

—Si, efectivamente. Diecinueve, ¿ven que no soy tan ilegal?

—Aun, eso no, no me puedes comer la boca antes de contar el chisme.

Andrew sonrió de lado.

—¿Después si puedo?

—Ya veremos—Jayden le guiñó un ojo de manera coqueta.

Andrew sonrió asintiendo con la cabeza y soltó una bocanada de aire.

—Revisaron mis dibujos y…—el castaño sonrió de oreja a oreja—me ofrecieron un trabajo.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora