19. Daddy issues

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¿Sabes que es mi novia, verdad?

—Es mi cuñada.

—Buenas noches chicos.

——————————

—¡Evelyn!—abrí los ojos y miré alrededor desubicada, estaba en la habitación de Aiden pero la única que estaba en la cama era yo.

—¿Qué pasó?—cuestioné con los ojos entreabiertos intentando acostumbrarme a la luminosidad de la habitación.

—Que despiertes ya.

—¿Qué horas son?

—Las once.

—¡¿Dormimos tanto?!

—Sí—contestó con naturalidad mientras se ponía una sudadera.

—¿Y Carter?

—El despertó hace...—miro el reloj de su muñeca—cuatro horas, veinte minutos y cincuenta y cinco segundos.

Parpadeé confusa.

—Gracias por especificar tanto aquello, ¿sabes? La gente normal suele decir la hora, no los segundos. Solo te faltó decir los microsegundos y nanosegundos.

—¿Te los digo?

—¡Pues claro que no, idiota!

—Alguien se despertó muy hablador hoy.

—Joder, cada día te pareces más a tu hermano.

—Gracias, nunca me dijeron algo tan desagradable como eso—puso los ojos en blanco.

—¿A donde fue a parar todo el cariño que le tenías a tu hermano? Yo no te conocí así, Aiden—negué riendo.

—Ay por dios, cállate Evelyn.

—Vale, vale—me bajé de la cama y suspiré.

—¿Qué pasa ahora?—cuestionó al reparar en mi mirada.

—¿Me puedo quedar con tu sudadera?

—No.

—Por favor.

—No.

—Aiden...

—Evelyn, tienes un novio al que molestar, ve por el por favor.

—¿Dónde está?

—En su habitación, regresó hace unas horas.

—Te quiero, Aidencito.

—Yo te odio.

Yo salí de la habitación con una gran sonrisa en la cara y me acerque a la habitación de Carter.

—Hola, mi amor—sonreí al ver su expresión.

—¿Qué quieres?

—¿Yo? Nada, solo pasar el día contigo.

—Pues ve a lavarte la cara, peinarte un poco, cambiarte de ropa y baja a desayunar porque pareces un mapache drogado y recién despertado.

Yo parpadeé ante todo lo que dijo en menos de un segundo.

—Mucha información en poco tiempo, Carter—negué—. Solo entendí que debería bajar a desayunar porque eres el mejor novio del universo y me prepararas el desayuno.

—El desayuno ya está preparado.

—Aww—me acerqué hasta el y pellizque sus mejillas con ternura—. Te quiero.

—Yo a ti no.

—Me conformo con que me lo hayas dicho hace unos días—sonreí—sigue grabado en mi mente—toqué mi frente y sonreí—aquí mismito.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora