9. Say Yes To Heaven

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Siento algo cálido y suave sobre mi pecho.

Al principio pensé que se trataba de Edom, el husky.

Pero no, no es Edom.

Es Cavalier, lo supe por el aroma que desprendía su cabello.

Tenía un dulce aroma a manzana mezclado con algo que no pude descifrar.

Abrí los ojos y sonreí al ver que estaba dormido a mi lado en la cama, su cabeza estaba apoyada sobre mi pecho y uno de sus brazos estaba alrededor de mi cintura.

—¿Carter?—inquirí con suavidad hundiendo mi mano en su cabello castaño, el cual estaba alborotado.

—Cinco minutos más, por favor—musitó sin moverse.

Alcancé su móvil, el cual estaba sobre la mesilla de noche y miré la hora; eran las nueve y media, pero aquello no fue lo que me sorprendió.

Lo sorprendente era que tenía una foto nuestra como fondo de pantalla, sonreí de manera inconsciente al recordar todo lo sucedido anoche.

Dejé el móvil nuevamente en la mesilla de noche y envolví en un abrazo a Carter.

Él alzó la cabeza y me observó con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Soy el motivo de esa sonrisa?—indagó frotando su perfecta nariz con la mía.

—Pff, que ridículo, ¿por qué serías tú la razón?—negué y puse los ojos en blanco tan solo para molestarle.

El brillo abandonó sus ojos y desvió la mirada.

—Creo que deberíamos ir a desayunar.

Hizo el ademán de levantarse pero yo negué y me aferré a él con fuerza, le abracé por la cintura con mis piernas y giré nuestros cuerpos hasta quedar encima de él.

—¿Sorprendido, Cavalier?—pregunté apoyando mis manos en su pecho desnudo.

—Un poquitín—señaló, pero el brillo en sus ojos seguía ausente.

—Lo que dije es broma, tonto—repuse con diversión—. Eres la razón de mi felicidad hoy.

—Es muy raro que tú sonrías por la mañana—sentenció.

—Lo sé, aprovecha mi felicidad mientras puedas, no me suele durar mucho por la mañana—bromeé.

Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios.

—¿Y como podría aprovecharla?—me preguntó con inocencia mientras recorría mi brazo con pequeñas caricias.

—No sé, tú sabrás…—susurré relamiendo mis labios.

—¿Qué tal sí...?—se incorporó un poco hasta quedar sentado en la cama, conmigo aún encima de él—. ¿Qué tal si esta noche salimos otra vez?

—¿Otra cita?—alcé las cejas.

—Sip, otra cita—confirmó fijando su mirada en mis labios.

—¿Me garantizas otro polvo como el de ayer?—pregunté causando que su sonrisa se amplíe.

—Te garantizo uno muchísimo mejor.

—Si me decepcionas dejaré de hablarte.

Carter sonrió de lado al escucharme decir aquello.

—Te volviste muy pervertida, Lodge.

—Y tú muy bueno—rebatí encogiéndome de hombros.

—¿Y eso es malo?—frunció el ceño.

Un Beso LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora