Día 25: Déjame y te arrepentirás

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Disclaimer: Los personajes no son míos, solo mis alocadas ideas.

Disfruten.

{-}

"¿Soy extraña?

Tal vez. Es casi seguro."

Escribió la joven Rapunzel en su diario y muchísimo antes de cerrarlo.

En tanto recargaba su espalda ligeramente en el árbol que normalmente era el sitio donde siempre veía a su Romeo, la chica de inmediato adquirido en su cara un tono rojizo y más por su inevitable inseguridad femenina.

Había pasado un tiempo en el que Eugene solo se fijaba en sus amigos y ya no la tomaba muy en cuenta a la joven risueña, además de que actuaba raro.

Mientras se acurrucaba en ese momento en el tronco del árbol y daba un respingo hondo y profundo para recuperarse antes de centrar su atención en las personas lejanas que transitaban todos los rincones de Bullworth, la chica se dejó caer en el césped, entre tanto miraba los zacates cortados del antes mencionado lugar.

Aunque amaba al trigueño, siempre había problemas en mantenerlo de su lado.

Logrando dormitar la muchacha un rato, no se terminó dando cuenta que en ese momento el sol ya se había puesto y el día estaba por terminar.

Siendo ya casi la hora de retirarse a su hogar, Punzi se despertó al instante y una vez vio a lo lejos a Eugene acercarse.

La misma chica justamente y al verlo detenidamente se emocionó porque al menos el chico al parecer nunca se olvidaba de ella.

Ni en lo más mínimo.

Habiendo soñado con algo muy divertido en su mente, la chica se aproximó a su novio y al instante lo recibió entre sus brazos para devorarlo a punta de besos.

Teniendo entre manos una sorpresa jugosa, la joven por un momento no estaba segura de lo que le diría al chico y mas porque esperaba que esa noche fuera especial para ambos.

Antes de que la chica se separará con delicadeza del abrazo y se pusiera de espaldas, le pronunció al chico – Esté es mi regalo de niña educada– riéndose la quisquillosa chica en tanto se levantaba su falda y le enseñaba su redondo trasero al joven ladronzuelo bribón.

Estando algo confundido, (incluso desde el principio) Eugene no había dicho nada y más porque no quería ofender a la chica con lo siguiente – Preciosa, no, no vine a poseerte. Vine porque... Te iba a decir que lo nuestro ya no funciona y más porque... Estoy enamorado de Elsa–.

Quedando de espaldas y petrificada al escuchar el nombre de la joven platinada, Punzi se aferró al tronco como si quisiera arrancarlo y lanzárselo, pero al instante se dio una vuelta para cuestionarlo – ¿Qué? Pero yo te amo...–.

Manteniéndose en silencio por un momento, Eugene en ese preciso instante no le dijo nada y más porque se sentía azorado y avergonzado.

Entre tanto se intentaba formular y reformular el muchacho lo que le iba a decir a la joven, rápidamente está última empieza derramar algunas lágrimas y más al no creer que uno de sus temores se cumplirían al pie de la letra.

Eugene quería en lo más profundo de su corazón a la bellísima Elsa Arendelle y claramente no desistiría en ir tras está última.

Intentando la entristecida Punzi en dirigirle una mirada directa, finalmente opta por acercársele y sin dudarlo propinarle una bofetada.

Una vez lo abofetea, la misma muchacha termina huyendo del lugar y mientras refunfuña por ser ella y no otra chica.

Decidiendo a partir de ese momento no volverse a enamorar.

{-}

Con la noche habiendo transcurrido, la joven Rapunzel ya no pudo recomponerse y más porque le era difícil asimilar lo que le había dicho el chico.

Mientras lloraba incontables veces y tenía sus pañuelos para secarse sus lágrimas en su cama, Punzi recordó las veces que los dos habían compartido tantas noches de diversión juntos.

Siéndole finalmente incapaz de creer que su amor platónico amaba en realidad a otra persona que no era ella.

{-}

Penetrando cada vez más la noche, y en tanto intentaba dormir, la joven no tardó nuevamente en soltarse a llorar y más porque no podía respirar de solo pensar que Eugene amaba a la joven blonda; la joven perfecta en todo Bullworth.

Mientras trataba de conciliar con dificultad el sueño, la chica en ese instante comenzó a tararear una de las canciones que le había compuesto a su amor.

Una canción de unión y lealtad.

En tanto su suave voz la entonaba como si tuviera algo estorbándole, repentinamente sintió como el frío la invadía en su habitación y como alguien se subía sobre ella.

– Mi vida. Mi chica hermosa– le acabo alabando el joven barón que acaba de entrar por la ventana y mientras le besaba sus mejillas a la dulce muchachita.

Todo con el fin de limpiarle sus lágrimas y hacerla suya como debió haber sido desde un principio.

Una vez la chica lo miró incrédula y se dio cuenta que él estaba ahí, rápidamente intento pegar un grito colérico pero se vio interrumpida la mismísima joven por el chico, quién sin dudarlo le acabo robando un beso y en tanto le introducía su mano por la falda.

Pensando por su parte el muchacho y profundamente en la joven y mientras la manoseaba en ese momento, finalmente se acabó arrepintiendo de lo que casi estaba a punto de hacer.

Sabiendo realmente el chico que de perderla a la joven, jamás la podría recuperar.

En verdad estaba malditamente agradecido y la chica era suya... Era su alma gemela por y para siempre.

Terminando así esté fic.

{-}

Notas del autor:

Hola lector, nuevamente con ustedes. Esta vez les traigo un fic Eugenezel y la verdad me gustó mucho.

No hay muchas cosas por destacar, salvo que originalmente publicaría un fic Hansaine lemon pero no lo hice, y espero en otro momento publicarlo.

Y bien, es todo, nos leemos mañana. Vaya ya queda muy poco tiempo. Sin más que agregar, cuídense mucho y que estén bien. Nos leemos.


Lealtad a lo que es el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora