Lealtad a lo que es el Amor

Día 26: Ese es mi hombre

Disclaimer: Los personajes no son míos, solo mis alocadas ideas.

Aviso: Contenido sexual.

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Disfruten.

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Por un largo momento la situación ese día no les favorecía.

A ninguno de los muchachos que estaban ahí.

A ninguno de los tres; ya siendo Hiccup Haddock III, Astrid Hofferson y Anna Arendelle, en definitiva a ninguno le favorecía la situación por la que estaban palideciendo

Parecía que nadie era lo suficientemente valiente como para decir la primera palabra, hasta que Anna se les acercó a la pareja en pleno momento en que los había visto pasar por la calle.

Teniéndolos muy de cerca e incapaz de superar su antiguo romance con el chico, la joven colorada se dirigió a su esté último y le pregunto – ¿Cómo has estado, Hiccup?–.

Ante la pregunta de la joven pelirroja y dando un paso hacia delante de esta última, Hiccup le inquirió algo atónito – Anna, ¿Qué haces aquí?–.

Observándose totalmente indispuesta y temerosa al punto de casi hacer una cara de horror, la joven Astrid en ese instante consigue negarse a que su hombre se acerque a esa intrusa.

No había una forma de que dejara que esto sucediera, no sin pelear y demostrarle a la colorada que el chico ya no le pertenecía.

Antes de que pudiera intentar hacerle algo la pelirroja al muchacho, Astrid se lanzó hacia adelante como un gato defendiendo su territorio, saltando entre la ex pareja conocida.

Enfrentándola a la otra chica con la intención de que no tocará ni un pelo del chico que alguna vez amo, la joven rubia inmediatamente le reitera – Si has venido a tratar de recuperar a Hiccup después de todo este tiempo, ¡Me temo que es demasiado tarde!–.

Confundiendo con este acto a la colorada en lugar de hacerla enojar, rápidamente Hiccup logra intervenir entre las dos chicas para evitar que ambas se agarren a golpes.

Al ser el intermediario entre las dos, el chico castaño sin dudarlo le dirigió con algo de pena, lo siguiente a la rubia – Astrid, espera. Vamos a tranquilizarnos y...–.

Incapaz de tan siquiera obedecerlo a su novio, la chica en ese momento concreta un grito, empujando a Hiccup, y acercándose tentativamente a la joven colorada – ¡No! ¡No pasé por toda la angustia solo para que vuelva ella y te arrebaté de mis manos!–.

Al no poder objetar o replicar casi lo mismo que la chica rubia, rápidamente la joven pelirroja le dice con un semblante algo entristecido – Oh, ya veo, se aman profundamente–.

Una vez la chica rubia la mira cara a cara a la otra joven, y como si tuviera fuego ardiente en los ojos, de pronto le exclama – ¡Así es, zorra, Hiccup ha terminado contigo! ¡Así que piérdete!–.

Justamente y cuando Hiccup logra observar con mucha vergüenza como la colorada en lugar de defenderse se pone más rígida ante los insultos; se da cuenta que está última está destrozada.

Sabiendo incluso que realmente el comportamiento de su actual novia es un acto de un perro salvaje defendiendo su territorio.

De pronto la joven pelirroja por su parte, empieza en ese instante a retroceder y mientras las duras palabras de la otra chica, la hacen llorar.

Mientras la sigue insultando a tal punto de que la humilla en medio de la calle, justamente Astrid se le acerca aún más y sin dudarlo le propina una bofetada a la chica, provocando que con esto último casi quiera huir la colorada.