Capitulo 21: El recor sobre la razón

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Actualización de los lunes atrasada 😬😬😬

Aitana Sorní

Me partió el corazón verlo llorar. Sus ojos estaban hinchados y no dejaba de abrazarme como si tuviera miedo a perderme. Con las palabras arrastradas preguntó si me iría otra vez y negando con la cabeza le dije que esta vez difícilmente me iría de su lado. Por un rato nos quedamos ahí tumbados en aquel sofá; el con su cabeza en mi regazo y yo acariciando su cabello mientras ambos mirábamos hacia la ventana con mil cosas pasando por la mente. Quería saber que era esas cosas que lo atormentaban y no se animaba a decirme. Salvatore era dulce, era tierno pero muy hermético y quizá el alcohol terminaría ayudándome por saber un poco más de eso que Salvatore se negaba a decir para según él no verse débil.

— Amor..., ven, vamos a la cama. Debes descansar.

— ¿Me amas?

— Con mi vida, con todo mi ser Salvatore. ¿Por qué preguntas tal cosa?

Escucharlo llorar me quebrantó el alma. Era la primera vez que veía tan quebrado a Salvatore. Agarró mi mano fuerte y con su voz estertorosa comentó.

— Mi mamá.... Ella nunca me quiso. Es hasta gracioso que no lo haga porque a mi hermano lo adora e irónicamente somos idénticos.

— No digas eso, ella es difícil pero estoy segura de que te quiere a su manera.

— Cuando tenía seis años, mi hermano le dijo a mi madre que le había golpeado y robado sus dulces. Parece que eso quedaría solo en una pelea entre hermanos pero mi madre se tomaba muy en serio las quejas de Fabrizio. Ella me buscó, ni siquiera me preguntó si era cierto. Agarró mi brazo con fuerza y llevándome a rastras hasta el sótano me encerró allí a oscuras no sin antes azotarme con un cinturón hasta que mis piernas sangraron un poco. No recuerdo cuánto tiempo estuve encerrado pero lo que recuerdo era el frío, el dolor en las piernas y el hambre. Después de eso, no he hallado la forma de estar a oscuras en ninguna habitación. Después de eso siempre me he preguntado qué hice mal, porque ella no me quería igual que a mi hermano. No soy alguien a quien quieran mucho. Tal vez deba dejar de buscar respuestas a algo que no la tiene.

Acongojada lo abracé reteniendo las lágrimas para estar fuerte para él. Aquella imagen que él quiso venderme desde el principio cayó al suelo dejando ver que era humano, que también sentía y padecía. Lo miré a los ojos y esta vez sin desviar la mirada, haciéndolo fijamente respondí con un terrible nudo en la garganta.

— No puedo darte una respuesta a la crueldad de tu madre. Tampoco puedo explicar porque una madre no ama a su hijo pero sí puedo decirte que estás equivocado; te amo más que a nada en el mundo. Me enamoré de ti antes de saber tu nombre, antes de escuchar tu voz. Me bastó con mirarte por un segundo para saber que serías el dueño de mi corazón por el resto de mis días. Jamás, nunca más vuelvas a pensar que no hay nadie en el mundo que te quiera porque yo vivo por ti cariño. Me rescataste cuando pensé que moría, me salvaste cuando pensé que lo que quedaba era rendirme. Mi madre me abandonó en un parque cuando tenía cinco y eso no se olvida pero llega un punto en el que no duele, solo lo recuerdas y ya. Verás que pronto dejará de doler, solo lo recordarás y sentirás nada, solo indiferencia.

Aquel momento, aquella magia que había entre ambos se vio atentada cuando inesperadamente Renata entró a la casa y al vernos tumbados en el sofá se quedó helada y después de un pequeño trance nos miró con ira.

— ¿Tú qué demonios haces aquí? Te dije que te alejaras de Salvatore. ¿Acaso no tienes dignidad?

Salvatore al verla, la ebriedad hizo una breve pausa y poniéndose en pie camino algo desbalanceado pero por primera vez lo escuché hablar sin "florecitas" adornando sus palabras.

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