Capitulo 34: la vida despues de ella

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Salvatore Bianco

Actualización semanal

Días después

— Hey, no puedes seguir así. Dame esa botella.

— Vete al demonio, déjame en paz.

Alessandro se acercó a mi y quitándome lo poco que quedaba de whiskey en mi botella se sentó a mi lado ceñudo.

— No eres un tipo que toma

— Ahora lo soy

— Sabes que somos amigos. No importa lo que haya pasado, sigues siéndolo.

Me puse en pie y honestamente me daba igual todo. La casa, el trabajo, la vida..., me importaba todo una mierda. Abrí otra botella de whiskey y sirviéndome una copa comenté.

— Me ha dejado una nota ..., ¡esa hija de puta me dejó una nota y se volvió a ir! Me dijo que no volvería a irse y se fue la zorra.

— ¡Ya deja de tomar joder!

— ¿Y tú qué haces aquí? Déjame en paz. Ve y atiende tu mujer, tu hija no te metas en mi vida. Tomo si me da la gana, no eres nadie, nadie para decirme que hacer o no.

Alessandro con el rostro inerte y sin reacción luego de mirarme con indigno más que lastima me quito otra vez la botella.

— Necesitas parar. No has ido a la empresa en días, llevas una semana ebrio y comienzas a arriesgar no solo tu salud sino también tus bienes. ¿Se puede saber qué ocurre?

— Ocurre que cometí la mayor idiotez del mundo al enamorarme de una mocosa que no sabe lo que quiere en la vida. Ocurre que debí mantenerme alejado de ella, debí seguir como estaba.

— ¿Solo? La última vez que agarraste una botella de alcohol fue cuando..., en fin.

— Dilo, cuando maté a mi hija.

— Fue un accidente, ya deja de culparte por eso Salvatore. Déjame ayudarte, ¿por qué no vienes con nosotros a cenar? Te hará bien salir de este encierro.

— ¿Sabes que me hará bien? Poder sacarme de una jodida vez de la cabeza a Aitana. Espero que esta vez no regrese nunca.

Apenas pudiendo caminar di un par de bandazos hasta llegar a la isla de la cocina y agarrando la nota que dejó antes de irse se la di a Alessandro para que la leyera.

— «Nos nos merecemos, sigue adelante y sé feliz» eso fue lo que me dejó la muy cobarde. ¿Pero de que novela mártir adolescente se escapó tu hijastra? Esto es la puta vida real. ¿Ella cree que uno puede borrar toda una relación con una puñetera nota? Que se vaya al mismo infierno. ¡Me canse! Estoy harto de tener que ser yo quien entienda, quien acepte, quién calle. Debí quedarme solo después de Camila porque mientras estuve solo no tuve que preocuparme por nada porque no tenía nada.

— Sabes, las cosas suceden por algo. Quizá era necesario que pasara esto para que ambos se abran el uno al otro. ¿Por qué no vas y la buscas? Ve y cuéntale sobre tu hija, explícale lo qué pasó con Renata. Estoy seguro que ella solo espera una explicación.

Asentí con la cabeza hastiado. No lo dudaba, seguramente ella esperaba que fuera a rogarle, pero es que ya había rogado tanto que no volvería hacerlo una vez más. Aunque doliera, aunque tuviera que estar viviendo un infierno en silencio, haría lo que fuese necesario para sacarme de la mente y el corazón a esa mujer.

— No, ya no. Ella se fue por segunda vez. Creo que ella tiene razón, es hora de que comience a hacer mi vida igual que ella lo está haciendo.

— Te estás apresurado a los hechos, no creo que la solución sea esa Salvatore.

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