Capitulo 22: Algo cambió

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Actualización de los lunes 🥲 (la carita porque literal apenas tengo tiempo de escribir 😂)

Salvatore Bianco

— Dígame que podré divorciarme pronto de esa hija de puta.

Mirando los documentos el abogado suspiró y aún algo metido en el contenido de los papeles respondió.

— Tienes algo a tu favor. Puedes probar que todos estos años estuvo fuera de España. Aunque, la infidelidad es algo más difícil de probar en un juzgado.

— Lo único que quiero es que esa mujer no tenga nada que ver conmigo.

— La demanda de divorcio está iniciada hace tres años pero la ausencia de ella dificultaba todo, ahora que regresó o será más fácil de conseguir el divorcio aunque debes tener en cuenta algo.

Apreté los dientes

— ¿Qué cosa?

— El amor..., el amor te cegó un poco con esa mujer. ¿No recuerdas las cláusulas que firmaste? Tú empresa seguirá siendo tuya mientras estés casado con ella. Si te divorcias, tendrías que darle el setenta y cinco por ciento de la misma. No es una decisión para tomar a la ligera.

Lo había olvidado por completo. De hecho, ni siquiera recordaba esa cláusula pero estaba jodido si ese jodido papel existía. Era la primera vez que no sabía que hacer, que no tenía idea de que decisión tomar sin sentir que tiraba todo a la mierda. Ese día tenía una junta con los inversionistas y además de sentirme como el culo por el tema del divorcio, en esa reunión se finiquitarían muchas cosas que pondrían en jaque el futuro de la empresa. Tocaron la puerta y al ver a mi madre fue como ver al diablo vestido de mujer. Me cubrí el rostro y sintiendo que ser su hijo era como una especie de karma pregunté.

— ¿Qué haces aquí?

— Vengo a ver a mi hijo, ¿No puedo?

— Creo que te equivocaste de hijo, yo soy al que odias, ¿Recuerdas?

— No te odio, eres débil, idiota y estupido pero uno no elige a los hijos así que aquí estoy.

— Ni falta qué haces, déjame en paz que tengo mucho que hacer.

Mamá se acercó y con su ceño fruncido y la mirada seria respondió sin ningún tipo de ofensa a lo que le había dicho.

— ¿Sabes que te hace distinto a tu hermano? En que él es un hijo de puta y tú un blandengue al que hijos de puta como él lo joden hasta dejarlos sin nada. ¿Amor? Eso no existe, es algo que nos inventamos para justificar los medios que nos ayudan a conseguir nuestro fin. Me casé con tu padre sin amarlo porque era lo que tenía que hacer, no quería tener hijos pero tuve dos porque era lo que tenía que hacer. En la vida hay dos tipos de personas, los que cazan y los que son cazados y tú hijo mío no has aprendido a cazar todavía. Primero Camila, ahora esa mujer.

— Mamá..., vete por favor

— Camila ha venido a verme. Sabes que no es una mujer tonta, más bien es una mujer lista y que sabe lo que quiere. ¿La amas? No. ¿Quieres estar casado? No. ¿Que es una puta? Si lo es. Pero es tu esposa, con la que te casaste y la que te va a joder vivo si te divorcias. A veces, hay que hacer lo qué hay que hacer y el amor no esas cursilerías serán útiles cuando de salvar tu patrimonio y tu legado se trate. Respecto a tu hermano..., no dejará de ser un hijo de puta y deberías aprender un poco de él.

Se acercó aún más y besando con cierta frialdad mi frente suspiró con resignación.

— Eres mi hijo, y aunque no lo creas, lo que he hecho contigo y Fabrizio ha sido para hacerlos fuertes.

Sin Amanecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora