Capitulo 28: La otra faceta del amor

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Actualización de la semana 😑😑

Salvatore Bianco

No era alguien que creyera en casualidades, tampoco creía que las cosas pasaban por accidente. Y esa noche pensar en Renata me afirmó esa creencia. No sabía porque ella me vino a la mente. Por ella sentía un cariño especial, a pesar de que no estaba enamorado de ella cuando la tenía cerca sentía paz. Era la mujer perfecta, dulce, tierna, carismática y siempre tenía un positivismo que no lograba comprender. Renata era un sueño pero el corazón es tan loco y extraño que aún siendo una mujer maravillosa no lograba sentir por ella lo que sentía con Aitana. Miré la invitación de su desfile sobre la cómoda y agarrándola algo indeciso la miré. Al final, era una amiga que la quería mucho y huirle solo por saber que ella sentía lo que sentía por mí solo terminaría por lastimarla y era lo menos que quería. Decidí ir a ese desfile de modas, era a la mañana siguiente y tenía tiempo suficiente para ir a verla y llevarla a desayunar para terminar de tener la conversación que por tanto tiempo había estado huyendo. También me preparé mentalmente para los celos de Aitana. No pasaría mucho tiempo sin que los periódicos y revistas amarillistas terminaran por publicar mi asistencia al evento. La verdad, no me importaba mucho, Aitana debía de comenzar a creer en ella misma y confiar en quien era ella en mi vida y quien era Renata en la ecuación. Antes de que empezara el evento fui a verla al camerino. Al abrir la puerta y ella verme entrar su reacción me dejó sorprendido. Sus ojos se llenaron de lágrimas emocionadas y sin poder contener su emoción exclamó.

— ¡Si viniste!

— No podría perderme tu desfile

— Pensé que no vendrías

— ¿Por Qué?

— Por Aitana.

— Aitana es mi novia, pero tú eres mi amiga y nada tiene que ver una cosa con la otra.

Ella sonrió y por un momento me pareció verla algo distinta. Su rostro, sus ojos parecían estar cansados y tenía unas ojeras que por más que intentó esconder con maquillaje aún lograban verse. Lucía mucho más delgada, tanto que su clavícula estaba pronunciada y sus cuencas en los ojos algo hundidas.

— Oye, ¿estás bien?

— Solo nerviosa

— No, me refiero a que si te sientes bien.

— Ah si, claro. Me siento muy bien.

— Te ves mal

Su sonrisa desapareció de rostro e intentó evadir la conversación hablándome del desfile y de más pero no se lo permití. Realmente había cambiado mucho desde la última vez que la había visto. Agarré sus manos y estaban frías, tan frías que ciertamente me espantó un poco.

— Huelo la mentira a kilómetros, que tienes.

— Es solo cansancio, de verdad estoy bien. Más bien no quiero que tú tengas problemas con la neurótica de tu novia.

— No me evadas el tema. No te ves bien. Te ves enferma

— No he dormido en más de cuatro días con todo esto de la pasarela. Es solo el cansancio de los ensayos y demás. Ahora por favor ve a sentarte afuera y no me pongas más nerviosa.

No me tragué una sola palabra de lo que dijo. A Renata mentir se le daba muy mal pero tampoco quería obligarla y más cuando la forma en la que terminamos ni fue la más amena del mundo. Ella reservó una silla para mi en la primera fila y en un sobre sobre la misma dejó una nota que inevitablemente me sacó una sonrisa.

"Si estás leyendo esto es porque estás aquí y no tienes idea lo que significa para mi. No me importa de la manera que sea, me hace ilusión saber que soy alguien que te importa."

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