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OHM

Los primeros minutos en el piso de Nanon, solo los uso para mirar los cuadros en las paredes, pero una hora después, seguro de que va a tardar, me levanto porque estoy aburrido.

Rodeo toda la sala y veo su habitación desde la puerta.

Huele mucho a él, y eso es agradable.

Suspiro caminando a la barra, y agarro las botellas que tiene ahí, no tengo idea de qué son, pero parecen caras.

En realidad, todo acá parece serlo.

Es muy bonito, incluso en la terraza, la piscina tiene luces que ahora están prendidas, y se ve muy lujoso.

Me acerco al agua, y está tibia, aunque la noche está algo fría.

Así que meto la mano para que refleje en ella la luz roja y eso me entretiene, hasta que veo los botones al otro lado.

Quiero llevar mi otra mano ahí, pero pierdo el equilibrio, y me voy de cara al agua.

Perfecto, nada puede salir peor.

Es lo que creo hasta que entiendo que el botón era para encender las burbujas que ahora tengo alrededor.

Me saco la camiseta, al salir, buscando con la mirada algo que solucione esto.

El Omega asesino va a enojarse cuando vea el desastre que hice.

Doy algunos pasos rápidos adentro, para ir al baño que usó antes de irse, pero tengo los pies mojados, así que me resbalo en medio de la sala, tirando el jarrón que tenía en la mesa del centro.

Está bien, está bien, ahora realmente no puede salir peor.

Entro al baño, y pongo la ropa a un lado, porque no quiero seguir mojando todo.

Pero no hay una toalla.

Es cierto, él la usó y la llevó a su habitación.

Voy de nuevo dando pasitos rápidos, y vuelvo a resbalarme, pero esta vez si puedo sostener de algo.

Un cuadro... que se cae conmigo, y se rompe.

—Va a matarme —digo al aire, entrando en su habitación.

La toalla en la cama está húmeda, así que abro su armario, y busco otra, tirando la ropa que encuentro.

La voy a volver a poner, no hay problema si desordeno un poco.

El sonido de la puerta abriéndose me asusta, y retrocedo, resbalándome de nuevo, y me golpeo fuerte contra la cama, antes de terminar en el piso, con su ropa encima.

—Sabía que dejarte solo era un problema —dice acercándose cada vez más.

Quiero escapar, pero me ha dolido la espalda y apenas puedo moverme.

—¿Qué haces ahí? —pregunta quitándome la ropa de la cara.

—Me caí.

—¿Qué hacías en mi habitación?

—Buscaba una toalla.

—¿Por qué, Ohm?

—Me caí en la piscina.

—Eso no explica lo que rompiste en...

—Me caí en la sala.

Hago un puchero, cuando lo escucho reírse.

—¿Es una costumbre tuya caerte en todos lados? —pregunta estirando su mano y la tomo, para levantarme.

—Es que me mojé los pies.

Nanon baja la mirada a ellos, pero luego la sube más lento, deteniéndose en mi cuerpo.

—Te mojaste más que los pies —dice empujándome a la cama, para que me siente.

Lo veo abrir uno de los cajones de abajo y se acerca a mí, para secarme el cabello.

—Voy a tener que ponerte una correa la próxima vez.

—No quiero una correa —respondo rápido— prometo portarme bien, solo tenía curiosidad porque las luces en la piscina son bonitas.

Él se queda en silencio, mirándome.

—¿Qué? —pregunto confundido porque no habla.

—No seas tan tierno, o voy a golpearte porque me gusta mucho —dice pasando la toalla por mi cara más fuerte y luego la baja a mi espalda— ¿Te ejercitas?

—A veces.

—Te funciona —suelta bajando la voz.

Lo miro, porque siento su olor más dulce de lo que era.

Mi lobo se siente a gusto, con mi nariz cerca de él.

Es muy lindo.

Me estremezco, porque pasa sus dedos por mi piel, mientras me seca, acariciándome un poco.

Odio que sea tan lindo.

Nunca he perdido mi estabilidad por un Omega, pero esa necesidad primitiva que tengo por ser un Alfa, empieza a aparecer.

—M-Me estás tocando.

—Creo que ya te había dicho que me perteneces ahora, no entiendo por qué crees que necesito un permiso para tocarte —dice luego de resoplar— ¿Quieres que te preste algo para que te pongas?

Asiento, y lo veo abrir de nuevo otro cajón.

—¿D-Dónde voy a dormir? —le pregunto cuando regresa.

—Podrías usar la cama, si fueras más accesible para mí.

—Q-Quiero usar el sillón, eso es suficiente —le aclaro sin mirarlo.

Me pone nervioso que vuelva a acercarse, colocando una de sus manos en mi hombro.

—Está bien, ¿quieres que te vista también o puedes hacerlo solo?

Me levanto rápido, para salir de ahí.

—Puedo hacerlo yo.

—¿No vas a agradecerme por esto? -pregunta sentándose en la cama y eso me detiene.

—¿Qué quieres que haga por ti?

Nanon mueve su mano y señala su mejilla, así que entiendo de inmediato que quiere un beso ahí.

Me acerco rápido para obedecerle, pero cuando choco mis labios, él voltea un poco, y siento los suyos.

Me quedo paralizado unos segundos, viendo lo cerca que tengo su boca de la mía.

Jadeo cuando coloca su mano detrás de mi cuello, y me besa ahora, profundizando un poco.

Cierro los ojos, porque siento su lengua entrando en mi boca, y cuando se aleja, no puedo reaccionar todavía.

—Ve a cambiarte, hace frío.

Tengo muchas sensaciones ahora en mi cuerpo, pero estoy seguro de que no tengo frío.

Zona roja || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora