2

1.7K 276 169
                                        


OHM

Estoy sentado en la celda, mirando la pared, mientras espero que vuelvan por las respuestas que ya me han pedido.

Tengo en la cabeza lo último que me ha dicho ese chico, pero no puedo quedarme en prisión por protegerlo.

No estoy seguro de que pueda encontrarme si hablo, pero era muy intimidante… y lindo.

Aún puedo sentir su olor, como si estuviera este lugar.

—¿Aburrido? —escucho a mi lado, y cuando volteo, está ahí.

Él, otra vez.

No le respondo y veo en silencio como abre fácilmente la puerta y agarra mi mano.

—Mi amigo idiota está esperándonos afuera, en el auto que ya viste, así que vas a seguirme, tengo un camino por el techo, si no sabes saltar, puedes transformarte, pero no intentes hacer algo estúpido, o va a dispararte, créeme, a él no le interesa mantenerte con vida, pero… a mí sí.

No entiendo de qué está hablando.

Entrelaza nuestros dedos, para jalarme al patio trasero, y mira la ventana que está arriba.

Yo no puedo subir eso, se ve imposible.

—¿Necesitas ayuda? —me pregunta sonriendo y yo asiento, temblando.

Se transforma, y corre atrás para impulsarse y subir.

Incluso parece sencillo si lo veo.

—Hazlo ya, no seas llorón —dice ladeando la cabeza cuando vuelve a su forma humana— no tengo todo el puto día, y voy a matarte, si no mueves esas patas.

Suspiro, mirando de nuevo adentro, pero no quiero quedarme, y él me da miedo.

Tomo aire, para transformarme, y lo sigo, porque es más sencillo cuando tengo la forma de mi lobo.

El auto está ahí, estacionado, y subo por la puerta de atrás que él abre.

Apenas el auto se pone en marcha, su amigo, que reconozco como Alfa por su olor, me mira por el espejo, con un claro malhumor.

—¿Por qué aún tiene la cabeza pegada a su cuello? —le pregunta sin desviar la vista de la carretera.

—Porque es una cabeza bonita —dice volteando a verme— ¿No lo crees?

—¿Qué tiene de especial? —suelta con una molestia notoria.

—Chimon, no seas maleducado, quiero conservarlo unos días.

Me siento particularmente incómodo, porque parecen estar hablando de mí como si yo no tuviera una opción diferente a obedecer.

—Oye —dice el Omega mirándome— asesiné a alguien importante, y voy a cuidarte para que la policía no te encuentre, ¿bien?

—¿A dónde vamos? —pregunto por fin, y él sonríe.

—Sabes hablar —responde estirando su mano a mi cara— ¿También sabes follar?

Desvío la mirada, porque me está poniendo muy nervioso.

Parece normal para él decir cosas así, y yo no estoy acostumbrado.

No quiero un Omega hablándome de esa manera, aunque sea el más bonito que vi en mi vida.

Mi atención se pierde un momento, al ver que cruzamos a una zona en la ciudad que nunca había visto.

Las luces aquí son extrañas, y todo parece ser… más rojo.

Hay algunas personas paradas en las esquinas, y otras drogándose sentadas.

Las botellas de alcohol en el piso están rotas, y mi respiración se irregulariza al notar rastros de sangre por todos lados.

—¿Te gusta? —me pregunta el Omega, obteniendo mi mirada de nuevo— yo lo llamo casa, pero creo que tú vas a llamarlo infierno.

Zona roja || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora