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OHM


Me siento cómodo cuando Nanon me da espacio, justo como ahora, que se ha acostado en el sillón frente a mí.

—Entonces, ¿nunca saliste con un Omega?

—Salir es una palabra muy amplia, creo que es más correcto decir que nunca encontré a alguien especial para tener algo.

—Creo que eres muy exigente.

—Lo soy —respondo asintiendo— puedo ser bastante fácil de tratar, pero eso no me convierte en alguien que acepte algo que no merece.

—Supongo que crees que yo no te merezco.

—No se trata de ti, Nanon, se trata de todo lo que está pasando, soy un prisionero aquí, tú solo pones el dedo en ese sistema de seguridad y…

—Te estoy protegiendo.

—¿Qué?

—No te encierro para que no escapes, te encierro para mantenerte vivo.

—¿No crees que sea capaz de sobrevivir fuera?

—No —responde riendo.

Nanon es muy lindo cuando está así de relajado.

Incluso he notado que puede ser agradable hablar con él.

—¿Cuánto tiempo crees que podría hacerlo si abres la puerta?

—¿Sin supervisión? —suelta pensándolo— si sabes esconderte y pasar desapercibido, podrías rondar este edificio un par de horas, pero en los límites de la zona roja, donde nosotros apenas tenemos poder, no podrías mantenerte vivo ni cinco minutos.

—¿Cómo puedes saber eso?

—¿Por qué es raro?

—A ti te respetan por quién eres, y parece siempre que tienes el control de todo, así que obviamente no tienes idea.

—Cuando era pequeño quise irme.

Noto como baja la mirada y me apoyo en un cojín, pensando en qué tan correcto sería preguntar más al respecto.

—¿Y qué pasó?

—Ellos mataron a mis padres.

Me quedo en silencio, porque ha sido sorpresivo.

—Es más sencillo pasar desapercibido aquí, si te mantienes oculto, Ohm, pero en los límites, cuándo esperas salir, es diferente.

—Lo siento —digo en un susurro y él me mira.

—Está bien, tal vez era lo mejor, porque ellos no estaban hechos para este lugar, como tú.

—¿Yo?

—Tú no eres como la gente que vive aquí, y mis padres tampoco lo eran.

—¿Y tú sí?

—Aprendí con el tiempo, porque no me dispararon ese día a mí, pero creo que… hay muchas maneras de matar a alguien, y es más doloroso, cuando sigues respirando después de eso.

Me pongo en alerta al ver sus ojos brillando, y me acerco, sentándome en el suelo.

—Oye, no tienes que decirme —digo agarrando su rostro— lamento haber preguntado.

—Está bien —responde tratando de sonreír, pero no lo logra— yo no respondo cuando no quiero hacerlo, y no me desagrada conversar contigo, además, si no hablamos esto se pondrá aburrido, porque no quieres coger conmigo.

—Yo no he dicho eso, pero no sé porqué estás tan interesado en acelerar las cosas, a mí me gusta que hablemos, es más interesante y estaré más cómodo si sé cómo es el Omega al que ahora le pertenezco.

—No, gracias.

—¿Por qué? —pregunto acomodando su cabello.

—No te va a gustar conocerme —dice levantándose.

Lo veo caminar hasta la puerta de su habitación, y suspira mirándome.

—Yo sigo mandando, Ohm, ¿queda claro?

—Sí, señor.

Cuando me sonríe de nuevo, antes de irse, mi corazón late fuerte.

Creo que Nanon es especial y me gusta, tanto como le gusta a mi Alfa desde que lo vio.

Zona roja || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora