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OHM.

Cuando beso las piernas de Nanon, después de bajarle la ropa interior, y subo la mirada, noto que él me está mirando raro.

—¿Qué?

—¿Qué haces, Ohm?

—Me gustan tus piernas —digo sonriéndole.

—Te van a gustar más cuando estén abiertas, apúrate.

—¡Nanon!

—No me regañes, eres muy lento.

—No lo soy —respondo subiendo mis dedos por sus brazos hasta llegar a su rostro— el problema es que tú nunca puedes relajarte.

—Intento, pero jamás pensé que era posible demorarse tanto desnudando a alguien.

—Pero si no me tomo mi tiempo, ¿cómo voy a disfrutarte?

Noto en su cuerpo que eso lo ha relajado.

Sus músculos ya no parecen tensos, y sonríe bajando la mirada.

—Eres un idiota —susurra hundiendo un dedo en mi frente para empujarme— ¿Por qué quieres volver especial algo tan simple como coger?

—¿Por qué no debería?

Nanon suspira, pasando las manos por los músculos de mi abdomen.

—Porque vas a gustarme más.

—¿Y eso por qué es malo? —pregunto arrodillándome entre sus piernas, luego de abrirlas.

—Porque nada que sea bueno dura mucho.

—¿Es lo que piensas?

—Es lo que he aprendido con el tiempo —responde aún mirando mi cuerpo.

—No voy a decir que tu forma de ver las cosas es equivocada, porque entiendo que tú y yo tenemos diferentes vivencias, pero puedo decir que me interesa demostrarte que no siempre tiene que ser así.

Presiono mis manos suavemente en sus mejillas y beso su nariz.

Cuando regreso a sus labios, ya no siento su ansiedad por apurar esto.

Me besa lento.

Aprieto mi cuerpo contra el suyo y pegando su entrepierna dura contra la mía.

—¿Ya te he dicho que eres el Omega más hermoso que he visto?

Parece que lo he tomado por sorpresa, porque solo me mira con los labios entreabiertos.

Aprovecho eso para acomodarme mejor y bajo mis labios por su pecho, hasta atrapar uno de sus pezones.

Lo siento quebrar la espalda cuando chupo, y sus dedos se hunden en mi cabello.

Bien, ahora sé que eso le gusta mucho, porque levanta sus caderas para frotarse contra mí.

Intento regular mi respiración al verlo, y es complicado porque me calienta.

—¿E-Estás seguro de que nunca has hecho esto antes? —pregunta cuando paso mis dedos por su trasero, besando su abdomen.

—¿Por qué?

—No está tan mal.

Me río, dejando un beso corto sobre su erección.

—Solo estoy disfrutando tener el honor de tocar tu cuerpo, y no quiero saltarme ningún centímetro de ti.

—Idiota —vuelve a decir cerrando los ojos.

Suspiro subiendo de nuevo a su boca, y siento su entrada húmeda, cuando la rozo con mi pene.

—¿Sabes por qué hoy si quiero hacerlo?

—¿Por qué?

—Creo que estoy enamorado de ti —susurro entrando en él.

Me detengo en el fondo, tratando de ordenar mi mente, porque esto se siente demasiado bien.

—Ohm…

—No es todo.

—¿No? —pregunta agitado, con sus uñas hundidas en mi espalda.

—Creo que también podrías estar enamorado de mí, Nanon.

No lo niega.

Jadeo, cuando se lanza contra mi boca, y siento su lengua buscando la mía.

Ya no quiero ir lento, porque tengo mi erección palpitando por su calor.

Agarro con fuerza su cintura y me muevo.

No puedo explicar lo bien que se siente verlo con los muslos temblando, mientras lo penetro cada vez más rápido.

—¿Está bien o debería…?

—Bien —responde interrumpiéndome y gime fuerte cuando empujo de nuevo— está muy bien, mucho.

Sonrío, besando su hombro.

—Quiero que sea bueno, porque me gustaría ser el único que pueda follarte desde ahora.

Él me mira a los ojos y noto que asiente muy suave.

—Pues tiene sentido que así sea, porque eres mi Alfa, ¿no?

Eso le envía una descarga a mi entrepierna.

Mi lobo ha recibido el mensaje.

Maldición, tengo unas fuertes e instintivas ganas de correrme dentro de él y anudarlo, porque es mi Omega.

Zona roja || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora