Perdiendo el control

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A veces pienso que la vida es muy injusta con las personas.
Le da de más a quien no lo merece, y de menos a quien le hace falta, o simplemente no les da nada.

Somos tan egoístas con nuestros sentimientos, que no nos percatamos del daño que hacemos a nuestro alrededor.

Mi cabeza da vueltas en la cama.
Ayer estaba lista para casarme .
Hoy... Hoy es otra historia.

Miro el reloj que está al lado de mi cama, cuatro de la mañana y aquí sigo pensando en todo, sin encontrarle el sentido a nada.

Lo que hizo Brayan por mi fue tan tierno.
No lo puedo sacar de mi cabeza. Pero debo hacerlo... tengo que hacerlo.

Me levanto de la cama y camino de un lado a otro.
Tomo mi móvil, y lo miro.

Aunque ya es tarde, intento llamar a Elena.

Suena... Suena ... Pero es en vano.

A Richy, ¡ni en sueños!, si lo despierto de su descanso nocturno de belleza, se vuelve un ogro y para calmar su mal genio debo disculparme un sin fin de veces.

«Necesito hablar con alguien o voy a volverme loca».

Bajo a la cocina y me preparo un sándwich. Es la única forma que encuentro de calmar mi ansiedad.

Mi madre siempre me decía .
« Eres única mi niña, todo lo arreglas con la comida».

Y tenía razón... Me ayuda a pensar, a relajarme , el sabor de la comida hace que olvide todos mis problemas.

            *************

La hora se acerca y yo sigo aquí, frente al espejo, malamente me he vestido.

«Solos los dos en Miami».

Esas palabras retumban en mi cabeza incesantemente.

—-Roxana calma, eres una mujer adulta y lo suficiente madura para mantenerte alejada de él —- cierro mis ojos y suspiro—-. No estoy preparada para esto—- me repito en voz alta.

-— Estás preparada para todo -— responde mi tío entrando en mi habitación.

Le brindo una sonrisa fingida.
Hay momentos que pierdo toda la fe en mí. Nunca he sido la misma después de mi fallido compromiso.

El cansancio se marca en mis ojos. La noche en vela me está pasando factura.

Termino de peinarme y maquillarme lo más rápido posible, casi no queda tiempo. Recojo el bolso y cierro la puerta de mi cuarto.
Bajo las escaleras con el  pequeño equipaje. Cómo no sabía que llevar, guarde lo imprescindible y una que otra pieza elegante de vestir.

Miro el reloj que llevo en la muñeca, seis en punto.
Tocan a la puerta.

-—¡Qué puntual !— camino hasta ella y la abro.

Y ahí está él . Con esa sonrisa que lo caracteriza. Su pelo algo alborotado por el viaje. Una  mirada que produce un escalofrío en todo mi cuerpo. Sus ojos tienen un azul distinto, no es como el azul del cielo o del mar, quizas una combinación de ambos, una fascinante combinación. Esta vestido tan guapo, lleva  una camisa de color beige  y unos pantalones blancos algo ajustados dejando mucho a mi imaginación.

«Tal como dice Elena, es un bombón listo para quítale el envoltorio ».

-— Uff. ¡Qué calor! -— exclamó dándome  aire con la mano.

Todos me miran confundidos .

Brayan levanta una ceja, pero no dice nada .
Recoge el equipaje y nos marchamos.
Le doy un beso en la mejilla a mi tío y sigo a mi compañero hasta el coche.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora