Pasado y Presente.

30 5 0
                                    

Roxana .

Al abrir la puerta de mi casa mis ojos se asombran al ver lo que hay dentro. Todos mis compañeros de trabajo me esperan con un gran cartel que dice  "BIENVENIDA", unos silban, otros sueltan confetis, ¡es una locura!, pero lo más importante es que tengo a mi lado al hombre que amo.
Todos y cada uno de mis compañeros llegan y me saludan, preguntan por mi recuperación y cuando será mi vuelta a la empresa, algunos preguntan de tal manera como si me hubiese ido mucho tiempo y solo a sido un mes. Un mes en donde me encontraba  en un profundo sueño y en el cual me sentía acompañada, era una presencia diferente, escuchaba su voz en mis sueños y era reconfortante, me hacia sentir que no estaba sola en la oscuridad que me encontraba. Lo más extraño es que no reconozco ese peculiar sonido que me hablaba con tanta ternura, por lo menos no entre mi grupo de conocidos. Seguro fue un sueño, algo producido por mi cerebro para salir de ese mundo en el que me encontraba. Ese hombre que vi por un segundo en mi habitación tenía su mirada triste y a la vez llena de luz, me miraba como si yo fuera alguien importante para él, me resulta algo complicado y tormentoso no saber quién o qué hacia ese hombre en mi habitación, a la espera de mi recuperación. Lo más extraño es, que aunque quería que se fuera, dentro de mi había algo que me pedía tenerlo conmigo. No entiendo el motivo, pero así era.

— En que piensas — Camilo besa mi mejilla.

— Disculpa, todo esto me aturde un poco — respondo.

— Te dije que no era una buena idea— le reprocha mi tío, el cual lo trata con una frialdad que la verdad no entiendo.

— Tío , no te enojes, él solo quiere hacerme feliz— me acercó a  y apoyo mi cabeza en su hombro.

— ¡Amiga! — Elena me abraza con lágrimas en los ojos— no sabes cuanto soñé con este momento, no encontraba la hora de que salieras de esa cama.

— Ni yo, ya los doctores estaban un poco pesados con tantos exámenes.

— ¿Cómo estas, Camilo? — ella lo saluda secamente.

— De maravilla, la mujer que amo esta aquí a mi lado, ya vez, la vida es justa con las personas que se aman— le dice él.

— Ni tanto— Elena, le responde con frialdad.

—¿ Pasa algo que yo no sepa?  Está conversación no es normal — me inquietan un poco.

— No amiga, para nada, es que estoy nerviosa y emocionada.

— Y yo super agotada. Sabes que amo las sorpresas pero por esta vez, solo quiero ir a mi habitación y descansar.

— ¡ Reinita! Mi sol, mí flor — Richy me abraza con fuerza—. Pensé que no te volvería a ver— dice en un sollozo.

— No llores— le digo secando las lágrimas —. Estoy aquí. Ya todo pasó.

— Es que no puedo evitarlo. Hasta hice una promesa si salías de ese maldito coma.

—¡ A sí!

— Ajá.

— Mi Richy. Ven, dame otro abrazo.

Cuando Richy se separan le dice algo a Elena en el oído, y está le da un fuerte golpe en el brazo.

— Me encantó verlos a todos, pero estoy muy agotada. Tío, me retiro a mi habitación.

— Claro, hija. Todos entendemos.

Camilo se ofrece a llevarme  pero mi tío se interpone poniendo una excusa nada creíble, y como no estoy de ánimos para discutir obedezco sin chistar.
Mi cuarto está desordenado, hay papeles encima de la cama, les doy una ojeada y solo veo números y más números. Camino con ellos en la mano y se los entregó a mi tío.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora