El juego comienza

50 7 0
                                    

Amalia .

3:00 a m.

Miro por segunda vez el dichoso reloj, el otro lado de mi cama  aún sigue vacía. Me levanto y camino por la habitación. Lo llamo por décima vez y por décima vez me vuelve a mandar a buzón. Lanzó como loca el teléfono hacia la pared haciendo añicos por el impacto.

—¿ Dónde te metes? ¡Si estás con ella juro que lo vas a pagar bien caro, conmigo nadie juega!— gruñó apoyada al cristal de la ventana.

Salgo de la habitación y bajó a la cocina por algo de tomar, este insomnio y esta espera me esta poniendo de los nervios.

Por mi mente solo pasan escenas de ellos dos juntos mientras se ríen a nuestras espaldas, y mi mal genio vuelve a salir a flor de piel. La odio con todas mis fuerzas. Ambos estaban en sus despachos cuando me marché, en algún momento del día debieron encontrarse. No puedo seguir así, siento que voy a enloquecer. Como se atreve a engañarme, y en mis propias narices. Todavía no es capaz de imaginar quién soy en realidad, y todo el maldito daño que les puedo hacer.

Ella hace que todos mis sentimientos negativos salgan a flote, emociones que trato de evitar delante las personas, no quiero ser la mala de la historia, pero ella llega y me provoca.
Y yo, solo explotó.

—¿Qué haces? — Paola entra a la cocina como una sombra, en puro silencio. Menos mal que los pensamiento no se escucha sino todos mis planes se irían a la mierda.

—No es nada, se me fue el sueño.

— Mi hijo ya llegó — se sienta a mi lado.

Es mi momento de sacarle a esta vieja lo que necesito saber, ella habla y habla y no se da cuenta del gran favor que me hace al brindarme la información necesaria para continuar con mis planes.

— No.¿ Todavía seguía en la empresa cuando te fuiste? — mi preocupación me da gracia.

— Si. Es más diría que vi a Roxana también en su oficina, al parecer iba a trabajar hasta tarde— se levanta del asiento y se marcha, dejando la espina clavada en el lugar exacto.

— Interesante — espetó.

Subo a mi habitación y recojo el teléfono del suelo, lo enciendo. La pantalla está cuarteada pero me sirve para lo que voy hacer. Abro los mensajes y escribo:

«Te espero mañana en el lugar de siempre, a la misma  hora, no faltes, es urgente».

Doy enviar, ahora solo queda esperar.
Mañana, mañana quiero ver su cara cuando le pida una explicación. Al fin y al cabo, estoy en todo mi derecho de exigir lo que me venga en gana.

10:00 AM

— ¡ Al fin llegas! — me dice Camilo mirando su reloj.

—Mejor tarde que nunca, además tenía cosas que hacer— le digo restando importancia al asunto.

— ¡Así! ¿Como qué?. Espera, déjame adivinar— lleva su mano al mentón — ir a  la peluquería para lucir más hermosa, o fuiste de compras para soltar el estrés que Brayan te provoca.

— Te estas burlando.

— De mi socia. ¡ No, que va! — suelta una risa irónica.

— Te llamé para algo serio,  no para escuchar tus estupideces— le digo enojada.

Ya me tiene algo cabreada. Se piensa que es un juego, que tiene a Roxana a sus pies. Tonto infeliz, ella solo esta jugando su mismo juego, esta probando la ley del más fuerte para ver quien sale victorioso de todo esto.
Y como siempre, aquí estoy yo, para soltar la bomba.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora