Otra cita con la vida

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Y aquí estoy como una niña frente al espejos, que no tiene ni puta idea que hacer con todo esto que siente pero que teme enfrentar, teme salir dañada una vez más.

Y si no funciona , y si volvemos a fracasar, no sé si mi corazón aguante una derrota más .

Son casi las nueve y la verdad todavía no me he cambiado, ni siquiera se que ponerme. Lo mejor es decir que estoy enferma, hacerme la dormida, que se yo, pero evitar por completo está situación. Me estoy comportando como una cobarde pero mis temores de pronto se han apoderado de mi.
No quiero ilusionarme y que después me de cuenta que esto a sido otro error. Nos amamos, pero estamos lastimados. Es una herida muy difícil de sanar.

Suena el timbre de la puerta y mi corazón se dispara, me asomó por el cristal de la ventana y veo su carro parqueado justo en frente de la casa.

«¿Que hago?».....

- Hija, estas despierta.

«No, haste la dormida, la muerta, no respires, no hables, no emitas ni un solo sonido».

Despacio me introduzco en la cama y me escondo debajo del edredón.

- Roxana - mi tío me llama una vez más.

La puerta se abre y escuchó pasos alrededor de la cama, alguien se sienta a mi lado. Mantengo mis ojos cerrados, debo continuar con el teatro y así Brayan se irá de la misma forma que llegó.

La lámpara de noche se enciende iluminando mi rostro, la claridad me molesta un poco, así que trato de girarme pero alguien me detiene.

- Te vas a seguir haciendo la dormida.

« Madre mía no se le escapa una».

Pongo mis ojos entreabiertos y me hago la sorprendida.

- ¿ Qué haces en mi habitación? - digo con asombro. Por un momento pensaba que era mi tío.

Pues claro él tiene esa mala costumbre. Entra donde no lo invitan. A lo mejor el día que lo haga, ese día no se inmuté a pasar.

- Habíamos quedado que pasaría por ti a las nueve, recuerdas.

- La verdad, yo no quede en nada contigo, tú fuiste el que diste por sentado la supuesta cita.

- A sí, pues ya que estoy aquí te espero lista en veinte minutos. Tengo una reservación y ten por seguro que no pienso cancelarla.

- Es obligado.

- Oh te alistas a las buenas o te llevó arrastras a la cena , no te vas a librar de mi tan fácil, no esta vez.

- Ya que no queda de otra.

Me levantó de mi cómoda cama y camino al baño, mientras mi tormento se queda parado en la puerta como un guardaespaldas.

- No pensarás que me voy a cambiar delante de ti.

Él me mira y sonríe con picardía - No va hacer ni la primera, ni la última vez que te veo desnuda. - Sus palabras me ruborizan de pies a cabeza.

- Necesito privacidad, serias tan amable de retírate - le digo cortésmente.

A lo que el accede sin poner resistencia. Busco en mi guardarropa algo que ponerme, ni muy sencillo pero tampoco tan elegante, encuentro un vestido negro con un simple estampado, ni muy largo pero tampoco corto, las mangas caen sobre los hombros dejándolos al descubierto, tiene un cinturón que rodea mi cintura favoreciendo un poco más mi cuerpo, me pongo unos zapatos negros de tacón en conjunto con una cartera en blanco y negro, me hago una coleta alta con una trenza , el maquillaje un poco combinado con mi prenda de vestir haciendo notar el color de mis ojos y me pintó los labios de un color claro.
Ni tan elegante, pero tampoco simple. ¡ Me encanta!.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora