Estoy preparando las maletas para marcharme cuando Brayan entra a mi habitación por segunda vez sin avisar.
-—¡Tienes un mal hábito, sabías! -— le reprochó nuevamente.
-— Lo siento, pero no puedo dejar que te marches así— me dice alejando la maleta de mis manos.
-— ¡Me puedes dejar en paz! — le gritó algo acalorada .
-— Roxana, por favor, solo fue un mal rato. Amalia no quería parecer grosera.
-— Pues demostró todo lo contrario, nunca en mi vida me habían ofendido de esa manera—- respondo alejándome de su presencia.
Él me sigue y toma mi brazo. Sentir el tacto de sus dedos en mi piel es algo maravilloso, mi cuerpo responde a él de una manera automática, sin querer. Me mira, nos miramos. ¡ Madre mía!. Esa boca es una tentación. Sacudo la cabeza y vuelvo a la realidad. Sabiendo que no puede ser, me alejo lo más rápido que puedo.
-— Lo siento— su voz suena sincera. Pero ya es tarde para eso.
Una hora antes.
Estamos todos sentados en la mesa disfrutando de un pequeño aperitivo. Amalia no deja de demostrar su afecto a mi compañero de viaje, algo molesto e incómodo.
Mi mirada se desvía de vez en cuando al rostro de Brayan. Es tan sexy, y guapo. Por más que lo evitó, tiene algo que llama mi atención. Amalia me mira y sonríe, no es tonta, sabe lo que me sucede, aunque no diga nada.
-—¿Tienes pareja, Roxana?-— me pregunta indiscreta mente .
-— No, hace poco terminé una relación de años, por lo que prefiero la soledad por un buen tiempo, volverme a encontrar conmigo misma—respondo.
-—! Qué lástima!-— su voz suena algo cínica y falsa—. La soledad no es buena consejera.
-— No sé porque, al contrario , mis ojos se abrieron, sería una lástima...¡si!... Sino me hubiera dado cuenta con el hombre que estaba a punto de casarme y respecto a la soledad, opinó todo lo contrario— replicó.
-— Así que no llegaste al altar-— apoya su barbilla encima de sus manos demostrando total interés a mi conversación.
-— Si, llegué, pero la boda no se realizó.
-— Uff. ¡Qué lástima!.¿Cuernos?.— su indirecta me deja algo desconcertada, pero le respondo como sino me no importará su indiscreción.
-— Con hijo y todo -— comentó con una media sonrisa.
Ella mira a su lado y acaricia el rostro de su prometido.
-— Sabes, dicen que cuando a una le es infiel es porque no es buena en la cama. Tal vez no eras lo suficiente mujer y encontró en otros brazos lo que en ti no hallaba— me dice mientras lleva a su boca un poco de ensalada.
-— ¡ Perdón!— me levantó de la mesa algo molesta—. ¿Quién eres tú para opinar algo que no sabes como sucedió?.
— contestó enfurecida ante sus palabras.¡Por dios es mujer!. Es que no tiene un apice de solidaridad hacia otra persona de su mismo género.
-— ¡Amalia!-— Brayan la manda a callar.
-— Solo soy sincera, podrás tener un hermoso cuerpo, y unos matadores ojos, pero es lo que demuestras. La vida es así, no todas somos mujeres de fuego— alarga las últimas palabras para luego levantarse de su asiento y marcharse.
«¿Quién se ha creído está que es para venir y hablar así de mi vida?¿ Con qué derecho habla así?.»
Nadie sabe por todo lo que he pasado para superar ese mal momento de mi vida, y llega está a decirme que no sirvo como mujer. Me insulta y me falta el respeto y luego se marcha como si nada .
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Mujer De fuego
RomanceA veces la vida juega a nuestro favor, y otras en contra. O simplemente debemos aprender a jugar su juego. Un juego que nos puede hundir, o tal vez ayudarnos a salir a flote sin llegar ahogarnos. Roxana aprendió a jugar y no habló del basquetbol o d...