El trabajo cada vez se hace mayor. Poder conocer a esos empresarios fue un gran empujón y un estímulo para seguir mis sueños, por más que me quieran opacar no lo podrán lograr, soy lo demasiado valiente como para rendirme tan fácilmente. El solo hecho de que me quieran en su equipo, ya es un halagó para mí, y mi trabajó. Claro, no les voy a decir que si de golpe, son cosas que se deben pensar. Por el momento, me quedó donde estoy. Si algún día me llegará a ir de aquí sería para tener mi propia agencia de modelaje. La cual, no es una mala idea. Después de todo he aprendido y conozco lo necesario gracias a Paola.
Espero a que los señores se retiren para tener una plática con mi socia lo más civilizada posible, no quiero que esto afecte nuestra amistad, ni nuestra relación de trabajo. Amalia no puede provocar algo así.
— Bueno dime, de que quieres hablar conmigo.
Me siento frente a ella en silencio, lo que menos quiero es ofender la, pero me siento engañada y disgustada. Nunca imaginé que ella se prestará a jugar el juego de Amalia. Ella sigue sentada en su silla con las piernas cruzadas con toda su atención puesta en mi. La incertidumbre me esta matando, no puedo esperar más tiempo, por lo que hablo sin tapujos:
-— ¿ Por qué le dijiste Amalia, que yo soy la indicada para confeccionar su vestido de novia?.
-— ¡Yo!... No entiendo la pregunta.
-— Paola, por favor, se sincera.
-— Ella solo estaba mirando los diseños y le llamó la atención uno de los traje de novia. Me preguntó quien era el diseñador, y yo le dije que tú, solo eso.
-— ¿ Segura?.
-— No confías en mi. Jamás te pediría algo así y menos sabiendo...-— se queda en silencio, sin terminar la frase.
-— ¡Sabiendo qué? —- preguntó y exclamó a la vez, quiero que termine lo que empezó.
-— Roxana, no tengo un pelo de tonta, veo que entre tú y mi hijo sucede algo—- de pronto quisiera que la tierra se abriese y me tragase dentro de ella.
-— Pero... ¿Cómo? -— esta vez la que no puede decir palabra alguna soy yo.
-— Solo, me di cuenta. La manera en que se miran, como se hablan, es algo que no se puede ocultar. Es más, los ojos de mi hijo brillan con solo pronunciar tú nombre. Espero que ambos sepan lo que hacen porque una traición... No lo pienso pasar por alto.
«Si Paola se dio cuenta, ella también, por eso todo esto que esta haciendo, solo esta marcando su terreno, me ve como una rival, solo que no lo soy, no puedo serlo, se lo deje bien claro».
Tragó en seco. « En que lío me estoy metiendo».
— Entre tú hijo y yo, nunca existirá nada. Solo es una simple atracción. Nada más — comentó con un nudo en la garganta.
Me marcho de la oficina pensando en todo lo que acaba de ocurrir. Esto se nos está saliendo de las manos. Voy caminando por el pasillo ensimismada, pensando en tantas cosas que cuando voy a ver chocó con alguien provocando que sus carpetas caigan al suelo.
— Reina, andas como zombi— suena algo alarmado mi querido amigo.
— Tan mal, estoy.
Asiente con la cabeza dejando ver una leve mueca con sus labios. Toma mi brazo y dice:
— Vamos, necesitas uno de esos cafés que levantan a un muerto.
— Tú y yo, tenemos que hablar— le digo con picardía.
— Zorra— se mofa.
Llegamos a nuestro lugar de encuentro y nos sentamos en una mesa. Alfredo Walter, un camarero rubio de ojos azules enseguida va por nuestro pedido.
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Mujer De fuego
RomanceA veces la vida juega a nuestro favor, y otras en contra. O simplemente debemos aprender a jugar su juego. Un juego que nos puede hundir, o tal vez ayudarnos a salir a flote sin llegar ahogarnos. Roxana aprendió a jugar y no habló del basquetbol o d...