Enfrentando el miedo.

47 7 0
                                    


— Podemos conversar— abro la puerta del despacho de mi tío, y entró.

Esta cabizbajo, pensativo, preocupado. Se que algo le incómoda, pero no me dice nada. Siempre hemos sido un equipo y así sera también  ahora, nada a cambiado, por lo menos no para mi.

El despacho esta oscuro, las cortinas  no permiten que los rayos del sol penetren en la habitación, ni una sola lámpara encendida, solo se escucha un silencio ensordecedor.

— ¡Es urgente! Estoy un poco ocupado — su respuesta me incomoda.

— Si, porque quiero que me digas con tus propias palabras que sucede en tú empresa— voy directo al grano.

— Todo esta bien, no tienes de que preocuparte.

— Mientes, y la verdad no entiendo porque lo haces. Solo quiero ayudarte, eres lo más importante en mi vida, y se lo mucho que has sacrificado por poner el nombre de tú inmobiliaria en lo más alto y que sea una de las mejores, y lo sabes. Asi que soy toda oídos — le recuerdo.

Me siento en la silla y cruzó una pierna dejando que descanse sobre la rodilla.  Ya tiene toda mi atención.
Él se levanta de su asiento  con las manos detrás de su espalda, afloja su corbata y se retira los lentes de la cara. Se apoya del escritorio quedando frente a  mi.

— El jóven que te presente es el mayor propietario de las acciones, sin su ayuda estuviese en la quiebra, a punto de cerrar.

—Pero...— a mi mente vienen las palabras de Camilo.

Ahora no entiendo nada. Si  Camilo es el dueño como  dijo. « ¿Qué pinta esté chico en todo esto?».
Acaso todo fue un engaño, o lo esta usando como albacea.
Por ahora  lo único que comprendo es todo lo que esta sufriendo la persona más importante de mi vida y, lo que esta sacrificando por no perder su patrimonio.

—¿ Por qué no me contaste lo que pasaba? Acaso no  confías en mi — miró a mi tío en busca de una explicación.

— Claro que confío, cómo se te ocurre preguntarme algo así. Pero tú ya tienes tus preocupaciones como para cargar con otra más.

— Eso es lo de menos, jamás te dejaría solo y menos en un momento así. ¿ Cómo pasó todo?  La verdad no entiendo nada, tú lo llevas todo al pie de la letra.
Si existe una persona quisquillosa con su trabajo, ese eres tú.

— Errores, errores y más errores que cometemos pensando que hacemos lo correcto, y nos equivocamos por no querer pedir ayuda cuando la necesitamos— dice desolado.

— Y ese chico es de confianza, o salio de la nada— necesitó saber a que me voy a enfrentar y con que tipo de persona voy a lidiar.

— Es hijo de uno de mis mejores amigos, ya te lo habia comentado. Fui por su ayuda, y él dio el paso al frente enseguida. Lo único que lamentó es todo lo que he perdido. Ya nada es igual.

— Todo volverá a ser como antes porque yo voy a comprar las acciones de ese hombre. Nadie te va arrebatar lo que con tanto amor tú haz creado. Lo que más me molesta  es que nunca hablaste conmigo, soy más capaz que cualquier hombre en sacar tú empresa adelante una vez más. ¿Oh es qué lo dudas?— le digo con el ceño fruncido. Lo cierto es que estoy molesta. Si  hubiese sido sincero conmigo... ¡ Ay, tío! Nos hubiésemos ahorrado este mal momento.

— Nunca. Nena, mi dulce niña. Si alguien tiene el valor y las agallas suficientes para enfrentar lo que sea, esa eres tú.

—¿ Entonces? — estoy ansiosa por escuchar su respuesta.

— Y tus sueños donde quedan. El viaje a Milán, tus diseños que estan en la cima, la profesión que tanto amas— sus palabras atraviesan mi pecho. Pero si tengo que abandonarlo todo, lo haré, y no esperó arrepentirme de ello.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora