Un recuerdo en el olvido.

32 4 1
                                    

Roxana.

Hija, al fin despertaste — mi tío me sonríe al verme entrenamos a la cocina.

Mi cabeza está algo mareada, me siento sonsa, adormecida. Como si me hubiese tomado todo un pomo de ansiolíticos.

— No entiendo. ¿Qué hora es?

— Tres de la tarde— me dice mi tío, se ve preocupado por mi persona.

— ¡Cómo!  Y mi trabajo. Tío, ¿ porqué no me despertaste?— me quejó .

— Traté, pero tienes el sueño muy profundo.

— Por lo menos no tuve ese sueño que me persigue cada noche y el cual no comprendo. Es como si lo reviviera mientras duermo.

— Haz pasado por malos momentos, calma, todo volverá a su sitio, verás — mi tío posa su mano en mi hombro dándome apoyo.

— La verdad es que me siento confundida, como un barco a la deriva, sin rumbo fijo. Mira hoy, una reunión importante con Paola y ni tan siquiera pude despertar a tiempo para asistir— balbuceó.

— Ella entiende por todo lo que estás pasando, es una mujer comprensiva.

— Lo sé — me sirvo una taza llena de café y me siento a su lado.

Me quedo mirando la taza por un segundo, buscando explicaciones a todo lo que no encuentro sentido. Tomó un sorbo y otro más. Necesito despertar de una vez y por todas.

— Roxana, no crees que es momento de ver a un especialista.

Me quedo pensativa  al escuchar lo decir eso.

—¡ No estoy loca!— respondo.

— No he dicho eso— dice —. Pero pienso que puede ser de gran ayuda para que encuentres esas respuestas que tanto buscas.

Considero lo que me pide. Tal vez tiene  razón, a lo mejor y es momento de poner en orden mis ideas. Pero no es nada gracioso contar mis problemas a un desconocido, aunque sea un profesional. No es menos cierto que puede ser de gran ayuda, pero. ¿ Y si no?. Si las preguntas siguen sin respuestas, si los recuerdos vagan sin rumbo fijó, si nunca llegó a ponerle fin a ese maldito día. «¿Qué hago?».

— No sé, necesito tiempo. Poner mis pensamientos en orden. Además mi boda es dentro de poco y quiero que todo quede perfecto.

— Hija, respecto a ese tema— hace una pausa—, no es demasiado pronto. Espera a una total recuperación.

— Que más voy a esperar. Amo a Camilo, y él a mí. Sabes que llevo mucho tiempo esperando esto.¿ Entiendes?— su mirada me quiere decir tantas cosas, pero al final no dice nada.

Se levanta de su asiento, pasa por mi lado y agacha la mirada. Mi decisión no lo hace feliz, pero debo de pensar en mí y dejar a un lado lo que quieren los demás. En este tema no voy a permitir que nadie me valla a la contraria.

Después de un largo rato pensando y hablando a solas conmigo misma como una loca, salgo a caminar. La tarde se presta para ir un rato al parque y sentarse a olvidar todo lo que nos hace tanto daño.

El sol se esconde justo detrás de las nubes como un niño avergonzado con miedo a que sea visto. Los pájaros vuelan de un lado a otro, su canto llenan mis oídos, es perfecto escuchar su armoniosa melodía. Me quedo en silencio mirando todo lo que ocurre a mi alrededor, disfrutando de la paz y la tranquilidad que me brinda la soledad.

— En qué piensas.

Alzó mi rostro y esa hermosa mirada con algo de tristeza choca con la mía. Mi corazón se acelera sin previo avisó, le sonrío y cambio la vista hacia el punto dónde miraba un momento atrás.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora