Brayan.
A veces olvidamos lo poderoso que son los sentimientos, aquellos que nos hacen sufrir y desear no volver amar. Pero después ocurre el milagro que nos trae de regreso a la vida. Que más se puede decir cuando el corazón brinca de alegría y no entiende de razones, el cerebro simplemente deja de funcionar y dejamos de lado esas preocupación que tanto nos atormentan.
Y aquí estoy una vez más, en esta casa, frente a esta chica, tratando de convencerla para que nos ayude, para que el juego de naipes de Camilo se derrumbe. Tenerla de nuestro lado puede ser un gran paso para acabar con los siniestros planes de ese infeliz.
— Estoy seguro que tú también quieres que todo esto termine y ser libre, vivir tú vida y dejar de esconderte en esta casa tan grande— le hablo con confidencialidad. Es muy triste observar como está mujer tan joven se apaga por culpa de la tristeza tan grande que la rodea.
— No es tan sencillo— sus tristes ojos me observan, pide a gritó que la ayude pero teme de su carcelero.
— Recuerda que todo es posible. Roxana, y yo nunca dejaremos que te pase nada malo. A pesar de todo por lo que a tenido que vivir, no te guarda rencor— llevo mi cuerpo hacia delante y me acerco a ella.
— Es una gran chica, yo en cambio soy una cobarde, una ilusa— sonríe con melancolía —. Imaginé que tal vez todo sería diferente. Pero estaba totalmente equivocada. Solo he sido una piedra en su zapato.
— ¿ Por qué dices eso siempre? Tan poco te quieres— mis palabras salen de mi boca sin poder aguantarlo.
— Si... Ciento que he perdido la fe en mí.
— No sabes cuánto lo lamento.
— Y yo.
— Disculpa la insistencia pero... ¿ Podrás ayudarnos? De verdad te necesitamos— acudo a mis súplicas deseando tener suerte.
Duda en su respuesta, como tantas veces.
No es la primera vez que intento convencerla. Además, esa señora no para de observar nos, es como si nos vigilará, ¡oh peor!, la vigila a ella. No le pierde ni pie ni pisada, la sigue con la mirada, cada paso que da, cada cosa que dice, debe tener sumo cuidado con esta « señora» que más que una cuidadora parece un guardia de seguridad .— Dame unos días— responde.
— No demores mucho, nos estamos quedando sin tiempo.
—¿ Y por qué solo no acuden a la policía?
— En su momento, sin pruebas no hay nada que hacer y las palabras dichas no tienen valor alguno.
— Cierto... Voy hacer todo lo posible. No te garantizo nada.
— Con que lo intentes y obtengas algo... Es más que suficiente.
Nos despedimos con la certeza de un futuro encuentro. Dijo que lo pensaría , y ya de por sí, es un buen avance. Salgo de su casa y subo a mi coche, marcó a mi chica y ella no demora mucho en contestar.
— Hola mi amor— su voz suave es música para mis oídos—. No quiero que te ilusiones pero...
— ¡Te dijo que sí!.
— Un tal vez suena mejor.
— Mejor que nada—escuchó desencantó en su voz.
— Verás que todo resultará mi amor. Pasó a pasó todo se logra— hago lo posible por animarla— Te amo.
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Mujer De fuego
RomanceA veces la vida juega a nuestro favor, y otras en contra. O simplemente debemos aprender a jugar su juego. Un juego que nos puede hundir, o tal vez ayudarnos a salir a flote sin llegar ahogarnos. Roxana aprendió a jugar y no habló del basquetbol o d...