La oscuridad se vuelve luz.

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Roxana.

De nuevo en mi hogar cálido y confortable. Hablar ayer con  Brayan me afectó enormemente. Si estoy tan segura de lo que voy hacer porque algo en mi interior me dice lo contrario. Lo más prudente es alejarme de él. Dar por terminada está amistad, y después de sus palabras. Es que estoy hecha un lío.

— Amor mío, ¿ cómo estás?— Camilo entra a mi habitación sin avisar.

Me besa los labios y juro por mi vida que no siento nada. ¿ Que ha cambiado? No puedo confundirme por unas lindas palabras. No sé qué intenciones tendrá ese tal « Brayan» conmigo.  Le sonrió mientras  se sienta junto a mi.

— Bien. Algo cansada, supongo.

— Quiero comentarte algo.

— Te escuchó.

Se arrodilla ante mi y toma mis manos.

— No quiero seguir esperando... Te pido que nos casemos cuanto antes.

— A que viene el apuró— lo miró sorprendida.

— Te amo, no es razón suficiente.

— Si ... Pero todavía faltan muchos detalles por ultimar.

— No importa. Lo importante es el amor que nos tenemos y lo felices que podemos ser.

Respiró profundo. Me levantó de la cama y me dirijo al ventanal.

— Camilo... Déjame pensarlo mejor. Las cosas con apuro nunca salen bien.

Un escalofrío recorre mi espalda. Qué me esta deteniendo a dar ese paso que tanto deseaba.

— No te quiero presionar amor, solo espero que tomes la decisión correcta— me da un beso en los labios y se marcha.

La decisión correcta. Brayan me está confundiendo, el tenerlo tan cerca provoca en mi una sensación tan difícil de explicar. Siento que lo conozco más de lo que quisiera, que su mirada tiempo atrás me envolvía con su magia. Cómo puedo explicar algo que no tiene explicación. Ahora no se que hacer, Camilo me está presionando, se que a esperado mucho por ver nuestro matrimonio realizado, ¿ y quién no?, pero..., no estoy segura. ¿ Qué me detiene?.

Una llamada sacude mis pensamientos.

— Hola.

— Es la señorita, Roxana— una voz fina pregunta del otro lado de la línea telefónica.

— Si.

— Es de la clínica donde fue dada de alta— continúa.

— Dígame.

— El doctor me pidió que le informará,  que el coágulo de sangre que provoca su amnesia a disminuido, y con los ejercicios adecuados dentro de muy poco podrá recuperar la memoria.

— ¿ Coágulo de sangre? — es lo único q atino a decir.

Estoy en shock, sin poder procesar una palabra en mi cerebro. El silencio que prova sus palabras se vuelve ensordecedor; « coágulo ». ¿ Por qué nadie me dijo nada?. Es que siempre soy la última en enterarme de todo. A que viene mantenerme engañada, es cierto que las mentiras tienen patas corta. Con razón esos sueños, las lagunas en mi mente. Joder. Me tranquilizó y le respondo a la chica con total calma.

— Gracias por la información. Creé posible que me pueda reunir con el doctor.

— El miércoles a las nueve de la mañana está libre.

— De nuevo, muchas gracias.

Cuelgo el teléfono y sin medir mis paso entro corriendo a la oficina de mi tío. Este me mira asombrado y un poco asustado al ver mi rostro de espantó. Espanto es poco, me engañaron y mintieron todo el maldito tiempo, estoy que explotó de impotencia.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora