Roxana
Nunca imaginé encontrarlo de esta manera, con la mirada perdida y una gran tristeza en su rostro. De antemano se por todo lo que pasó en ese viaje y lo entiendo, entiendo por todo ese mar de sentimientos que lleva dentro. Se culpa de lo sucedido, de haber evitado que ella entrara en su coche he impusiera su voluntad como siempre.
Me siento a su lado, está cabizbajo, no me mira y desde que llegó casi no articula palabra.
El cuarto esta completamente a oscuras. Ni una pequeña luz ilumina la habitación. Sus maletas siguen junto a la cama sin deshacer. Paola a tratado de hablar con él, de calmarlo pero a sido en vano, se culpa una y otra vez. Amalia, esta en una cama y sus pies serán una silla de ruedas de por vida. Es injusto, pero nosotros mismo somos los únicos responsables de nuestros actos y la mayor parte del tiempo debemos cargar con las consecuencias. Su impulso, su odio, su venganza, su manera de llamar la atención la llevo a un triste destino.
-—Mi amor-— le acaricio el rostro suavemente. Entonces siento una lágrima rodar por su mejilla.
Me mira y sus ojos están tristes, esos ojos azules que tanto me gustan se encuentran apagados, es como ver un mar en calma, un cielo gris. Debo sacarlo de su tormento, que entienda que lo ocurrido debe dejarlo en el olvido. Si, debemos continuar preocupados por Amalia, conocer del trascurso de su recuperación, pero caer en depresión no ayudará en nada. Los problemas nos tienen que volver fuertes, nunca nos deben derrotar o daremos la vida por perdida. Entonces él me mira y recuesta su cabeza a mi regazo, mis manos van a su cabello entrelazando mis dedos por ellos, acariciando los, diciéndole en el mayor silencio « aquí estoy, por tí, para tí ».
-— Todo va estar bien—- susurro dándole ánimo.
No responde, solo escucho un leve suspiro alejarse con el viento. Por otra parte; él primo de Amalia le llama a diario para informarle de ella, su salud, su estado de ánimo y recuperación. Es algo que Brayan le pidió que hiciera, y lo apoyó en su decisión, siempre lo haré. Él es un hombre con un gran corazón, no importa los daños que le allá hecho, él simplemente decidió perdonar.
—- Me siento culpable. Por más que me digo y me repito que no tengo nada que ver con lo sucedido... No puedo dejarla a su suerte—- me mira en busca de mi aprobación -—. Entiendes.
Asiento. Yo en su lugar hubiese hecho lo mismo.
—- Lo único que te pido y quiero, es que salgas de esta depresión —- le digo dandole un beso en la frente-—. No es buena para ti, ni para nadie. Eres un hombre fuerte y sé que encontrarás la manera de sacar esta tristeza que te atormenta.
-—Dame tiempo-— son sus palabras.
-— El que necesites.
Me quedó en silencio, a su lado. Es la mejor manera de apoyar a una persona. Sentir que tienes a alguien que te cuida y vela por ti sin reproches, sin preguntas. Solo estar ahí para él, es suficiente para mí.
******
Después de un largo rato me pide que me acueste a su lado. Algo que hago sin chistar. Sentir su olor, escuchar su respiración es la mejor sensación que existe. Tanta tranquilidad dentro de la misma tormenta.
Estuvimos durmiendo como tres horas. Al despertarnos la noche había caído sobre nosotros. Brayan, me mira y sonríe.
-— Gracias-— me dice.
-—¿ Por qué?-— le pregunto con una tímida sonrisa.
-— Por estar aquí. Por ser como eres. Te amo y te amare siempre—- me besa los labios sellando cada palabra dicha en el momento.
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Mujer De fuego
RomanceA veces la vida juega a nuestro favor, y otras en contra. O simplemente debemos aprender a jugar su juego. Un juego que nos puede hundir, o tal vez ayudarnos a salir a flote sin llegar ahogarnos. Roxana aprendió a jugar y no habló del basquetbol o d...