Amalia .
Nuestra llegada a Estados Unidos no a sido como lo esperaba. Mi suegra suele ser a veces tan insoportable, y esa amiga suya, esa tal Roxana, no me da ni un poco de confianza con esa sonrisa siempre en su rostro. Cómo si tuviera una vida perfecta, me da náusea. Es que su mirada me lo dice todo, es una zorra, una trepadora de hombres y mis cincos sentidos me aconsejan que no confíe, que este atenta.
Mientras no se le ocurra poner ni un solo ojo en « mi novio», lo demás no me importa. Mucho he tenido que hacer por mantener a mi lado a Brayan, cada engaño y mentira que he creado a su alrededor no puede ser en vano y está no será la excepción. Su dinero y poder es lo que más me motiva a seguir a su lado, poco me importa el amor, eso no existe, la vida real es muy diferente a los cuentos o novelas. Lo seguí hasta aquí porque estoy convencida que su imperio crecerá mucho más, y llegará a ser reconocido como uno de los mayores inversionistas de Estados Unidos, y, si hay dinero de por medio, pues yo soy inmensamente feliz. Es que el amor brota por mis poros. Ja... Qué fácil es engañar a los hombres.
Esta noche duermo sola y eso no me gusta, para nada. De solo imaginar que está lejos de mi y con otra chica a solas, específicamente con ella, mi sangre hierve, mi carácter no es nada fácil y él lo sabe bien. Así que hacerme la mujer noble y buena me está costando mucho, demasiado. Pueden ocurrir muchas cosas, la carne es débil cuando la tentación es más fuerte que todo. Pero confío en él más que en mi misma.
Mi móvil suena a altas horas de la noche. Lo revisó un poco soñolienta y veo un número extraño en la pantalla.
-— Hola-—respondo.
Del otro lado escuchó la voz de Roxana, dándome absurdas explicaciones que no entiendo, cuentos que no me trago. Brayan nunca me a necesitado, al contrario a veces creo que se aleja de mi porque no me soporta. Por eso a demorado tanto el dichoso casamiento. Dos absurdos y largos años, madre mía, solo yo he podido sacar tanta paciencia para no echar por la borda está relación. Se lo ha pensado tanto que creo que ese dia nunca va a llegar, es como querer evitar lo inevitable. A veces pienso que ya no me ama, es solo costumbre, o que se yo. Sea lo que sea, la boda se realizará aunque tenga que llevarlo amarrado y a la fuerza.
Cómo no suelo perder las oportunidades que la vida me ofrece , y claro, como también soy la mejor novia del mundo acepto complacida la invitación de la estúpida chica. Para que poner peros si puedo arruinar con mi presencia su tranquilidad. Atormentarla un rato me caerá de maravilla. Preparo todo mi equipaje, no necesito mucho, lo único que quiero es retenerlo a mi lado un poco más, con eso es suficiente.
Después de un largo viaje llegó a la casa y me la encuentro vacía, así que alistó todo para recibirlo como se merece, con los brazos abiertos y un «te amo» en los labios. Tengo que verme espectacular, esa es la mejor forma de llamar la atención , subo a su habitación y me cambio el atuendo. Busco en la maleta un vestido color mostaza cernido al cuerpo, de corte recto, lo suficientemente corto como para llamar la atención. Me retocó un poco el maquillaje y suelto mi pelo crespo dejándolo caer hasta mi espalda media.
Las horas pasan , mi paciencia no es muy buena, pero tengo que aprender a esperar. Me aburre estar sentada aquí sin hacer nada, ya he leído cada revista que me he encontrado en la casa. Uff... Bueno, como decía mi abuela: Todo en esta vida lleva sacrificios, y él es uno de ellos.
Siento su coche llegar. Me asomó al ventanal y los veo salir conversando muy animados. Sonrió con ironía, caminó hacia la puerta y la abro antes de que introduzca la llave, dándole una « agradable sorpresa».
Me encanta la cara que pone al verme, pero es tan educado que no dice palabra alguna de mi visita inesperada. Lo beso y abrazo como siempre hago cuando quiero marcar mi territorio. Al César lo que es del César.
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Mujer De fuego
RomantikA veces la vida juega a nuestro favor, y otras en contra. O simplemente debemos aprender a jugar su juego. Un juego que nos puede hundir, o tal vez ayudarnos a salir a flote sin llegar ahogarnos. Roxana aprendió a jugar y no habló del basquetbol o d...