Dejarte ir.

65 11 21
                                    

Roxana

Elena me lleva hasta la casa. Entra conmigo y me sigue a la cocina. Preparo un poco de café para ambas y me siento a su lado en la isla.

Ella me mira pero no dice nada, yo en cambio solo pienso en todo lo que me está pasando. ¿ Por qué no me deja en paz? ¿ Qué es lo que busca Camilo con todo esto?.

No entiendo nada, si me quiere hacer más daño, no lo va a lograr, no se lo puedo permitir, ya me quebró lo suficiente. Seré una mujer pero eso no me hace débil y mucho menos voy a caer a sus provocaciones .

— Como te sientes— me pregunta Elena.

— Confundida, asombrada con su actitud. No entiendo  nada— le digo pasando   ambas manos por mi cabeza.

— No puedo decir que se por lo que estás pasando porque nunca he vivido una situación así, pero, si te puedo garantizar que estoy aquí para ti —me aprieta la mano brindándome apoyo.

— Gracias amiga, se que puedo contar contigo en todo momento.

—¡ Y conmigo, reina!— Richy entra por la puerta con su sutil forma de caminar. Es seguro y dueño de si mismo.

Nunca le han importado lo que los demás piensen o digan de él. Ama su forma de ser y la defiende con uñas y dientes. Al contrario de mi, que en estos momentos la inseguridad me está matando.
Mis labios tratan de sonreír, una sonrisa forzada y triste.

— Todo va a salir bien. Tranquila— él me da ánimos y la verdad los necesito.

Terminamos de tomar nuestro café y nos dirigimos a la piscina. Un buen chapuzón nos hará olvidarnos de todos los problemas que nos quieren rodear y atrapar.

Al poco rato mi tío se nos une  con unos refrescos, le hacemos compañía con las bebidas ya que por su presión tiene prohibido tomar alcohol, por el momento.

— Roxana y como va todo con tú linea de moda — sus ojos se emocionan al hablar de mi triunfo.

— Mejor imposible tío, aunque ya tengo ideas nuevas para la línea de invierno .Últimamente he tenido una avalancha feroz de innovadores diseños— musitó con una farsa sonrisa.

— Eso me gusta, que te centres en tu trabajo y te olvides de ese inútil que quiere arruinar tu tranquilidad— me responde.

Yo cambio la vista y él se da cuenta de mi gesto. Años a su lado es difícil de engañarlo. Por más que trate de que no se entere de todo lo que estoy viviendo, al final va a terminar descubriendo todo.

— Bueno, me retiro y las dejo a solas, deben de tener mucho de que platicar.

Al alejarse de nosotras, Elena comenta.

— ¿Crees que se halla dado cuenta?

— No se, pero él me conoce como la palma de su mano, así que todos es posible— me encojo de hombros.

La tarde se torna tranquila y perturbadora a su vez. Mi mente por otra parte no deja de pensar en esa noche que pase con Brayan, el olor de su piel, su cuerpo sobre el mío, sus labios dándome el placer que hace tiempo no sentía, es como volver a volar sin alas.

Pero todo se borra cuando aparece la imagen de Camilo en mi cabeza, sus amenazas, su forma de mirarme con odio y rabia. Es como si quisiera tomar venganza por a ver lo dejado en el altar, por volverme a enamorar, por volver a tener ilusiones una vez más.

Subo a mi cuarto, pongo algo de música, busco en las pistas y encuentro «Beyonce», subo un poco el volumen y empiezo a escuchar sus canciones, es relajante olvidarse de todo por un instante.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora