Torbellino emocional

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Salimos del hospital directo para la casa.
Al llegar, Paola con su hijo nos esperan sentados en el sofá. María, la señora del servicio al conocer la amistad de nuestras familias por años los dejó pasar sin encontrar problemas en el asunto.
Ella abraza emocionada a mi tío.
Nunca he podido averiguar el porqué de esa amistad tan íntima entre ambos, algo que me confunde un poco.
Se quedan sentados los dos conversado en la sala mientras Brayan y yo seguimos a  la cocina. Quiero preparar un delicioso café. A partir de ahora, estaré más al pendiente de él.

-—Estos dos son una joyita —- le digo casi en secreto a Brayan.

-—Siempre se han entendido de maravilla — contesta pegado a la isla.

Se ve tan guapo con el pelo despeinado y ese aire de despreocupado.
Algo en él llama mi atención, aunque intento restarle importancia a lo que  pasa por mi cabeza. Después de una enorme, grandísima decepción, lo que menos quiero es pensar de nuevo en el amor. Y pues « el bombón », ya tiene dueña. Así que lo más razonable es poner una gran distancia.

-—Si, tienen una bonita amistad— sonrió levemente.

Preparó todo para servir el café. Sin darme cuenta Brayan se sitúa detrás mío. Su perfume deja un sutil aroma en el aire. Pega su labio a mi oído, mientras que mi piel se va erizando desde la columna vertebral hasta los dedos de los pies. Entonces, abre su boca y me susurra:

-— Quizá nosotros podamos tener una amistad así, igual a la de ellos.

-— Quizás-— balbuceo —-. Aunque no estoy muy segura— aprieto mis labios.

—-¿ Por qué dices eso?— se separa de mi lado y toma una manzana.

Vuelvo a respirar. Pero hasta el simple hecho de morder la manzana  ya es  una tentación.¡ Joder!, parezco una loca, estoy falta de sexo pero no para tanto. Me viro bruscamente evitando mirarlo.

-— Por que algo asi lleva años formarla, cuidarla, mantenerla y sobre todo confiar uno en el otro al punto de quererse como « hermanos»— contestó enfatizando en la última palabra.

-— Quieres decir que entre nosotros nunca podria pasar; ¿ por qué?...

Me viro nuevamente y quedó frente a él, aprieto mis labios pasando mi lengua por ellos. Tengo la garganta seca y no se el motivo. Mi respiración poco a poco se empieza acelerar.

«Respira y déjate de boberías»; le digo a mi estúpido cerebro.

El pelinegro se sigue  acercando  a mi lado mordiendo el fruto prohibido.
Y para terminar está tensión que siento le digo:

-— Mejor dejemos el tema —- espetó,  cambiando la mirada y a su vez un poco avergonzada por la cantidad de imágenes descabelladas que vienen a mi mente.

-— Como quieras.... ¿Te ayudó? —- me dice dirigiéndose a la bandeja con las tasas de café que traigo en mis manos.

Solo le digo si con la cabeza. Coge la bandeja y la lleva hasta la sala.

«Me va a matar de un infarto».
« No puedo con tantas emociones al mismo tiempo».

-— Mi niña hace un café especial -— me hace sonrojar mi tío. Últimamente parezco un tomate.

-— Y tú cocinas delicioso —- no me quedo atrás con los halagos.

Tanto mi tío como yo nos elogiamos mutuamente.

Todo transcurre en total calma. Para ellos no existe otro tema de conversación que no sean los negocios, aunque ninguno de los dos tengan algo que ver. Pero bueno, ellos se entienden.
Paola antes de marcharse nos invita a cenar en la noche para conocer a la novia de su hijo.
No estoy muy segura después de todo por lo que a pasado mi tío, él debe descansar, así que trato de convencerlo para no ir. Se que puede sonar egoísta pero lo hago por su bien, y por el mío, para que voy a mentir.

Mujer De fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora