Capítulo diez

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Aguantar en la mesa, escuchando a sus padres y a los invitados de estos parlotear de negocios durante toda la cena fue una tortura para Porcshe.

Al menos estando su hermano presente como en otras tantas ocasiones, hubiera sido menos aburrido pero Porchay no había querido bajar.

Tras terminar, este pidió permiso para subir a su habitación, sin embargo su padre quiso que estuviera también en la tertulia en su despacho un rato más pues pensaba que ya era hora de que su hijo mayor fuera empapándose de la mecánica de los negocios, para cuando acabase sus estudios.

Alrededor de la una de la madrugada finalmente el moreno mayor pudo escaparse pero antes de irse a su cuarto se detuvo en el de su hermano.

Tras tocar unas cuantas veces bastante molesto y no obtener respuesta, decidió entrar, así que giró el pestillo.

-Eres un estúpido-dijo al encontrarse la luz encendida y a Porchay sentado en el suelo junto a la ventana-Me has dejado solo.

-Déjame en paz, vete

Porcshe resopló y lejos de obedecer, se acercó más tras cerrar la puerta.

-He tenido que escuchar a papá y a unos idiotas toda la maldita noche hablando de todas las barbaridades que hacen, ¿No era que estabas mal?, ¿Qué haces fuera de la cama?, Has mentido, ¿no es cierto?

El menor se limpió los ojos y a continuación miró a su hermano.

-No, no he mentido

-Si, claro por eso estás ahí sentado en el frío suelo.

-Vete ya-lo echó nuevamente el menor-Voy a dormir y no quiero escuchar tus tonterías.

El mayor renegó y a continuación se sentó junto a este.

-A ver, ¿Qué te pasa?, ¿Por qué estabas llorando?

Porchay chasqueó la lengua con desgana.

-No es nada, solo pensaba.

-Hey vamos, sabes que puedes contarmelo todo. Venga, soy tu hermano y nos apoyamos mutuamente. Siempre ha sido así por eso estoy molesto pero ya se me pasará.

El menor entonces se giró y lo abrazó con fuerza.

-Soy tan desgraciado

-Oh vamos, no digas eso.

-Si, si lo digo porque sino soy capaz de romper algo si no lo hago.

Porcshe acarició la cabeza de su hermano con ternura.

-Oye, ya sé que nuestra vida no es como la de los demás pero es la que nos ha tocado vivir y tenemos que resignarnos o nos volveremos locos.

El menor levantó su húmedo rostro y miró a este.

-No es eso. Bueno si, también...ay!, no sé

-Hey cuéntame, sabes que te ayudaré en lo que pueda, ¿Es alguien de tu instituto que te está molestando?

-No, no nada de eso.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora