Capítulo veinte

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En la noche, Porchay no podía dormirse y no por el dolor en su mano izquierda, la cual estaba enrojecida, sino por lo furioso que seguía.

De nada había servido que su padre los hubiera llevado a pasar el resto de la tarde del sábado en el casino, donde sus amigos y socios y los hijos de estos los esperaban.

A su enfado por el dispositivo implantado a la fuerza en su cuerpo y el rechazo amoroso de su guardaespaldas, se sumó además que su plan improvisado, aprovechando la presencia de Macau, el hijo menor de Kun y el cual sabía que llevaba tiempo interesado en él, había fallado.

El joven moreno fingió durante horas pasárselo en grande con este, mientras lo tocó y alabó cuanto le dio la gana pero nada pareció causar efecto en su impasible guardaespaldas.

El joven moreno fingió durante horas pasárselo en grande con este, mientras lo tocó y alabó cuanto le dio la gana pero nada pareció causar efecto en su impasible guardaespaldas

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Sin embargo, eso no fue lo que en verdad sucedió pues el interior de Kim estaba por explotar, ya que su sangre hirvió como volcán en erupción.

En un momento dado en el que este le pidió a su hermano, que vigilar también a su protegido mientras se iba al lavabo, se paró ante el espejo y tras soltar un desgarrador gruñido, golpeó la pared azulejada, haciendo saltar varias piezas.

-Maldita sea...joder...mierda- refunfuñó al ver la sangre en sus nudillos-Mira lo que provocas en mi, jodido coqueto.

Rápidamente el guardaespaldas se había lavado la mano y se la había cubierto con un pañuelo, luego había recogido los trozos de los azulejos caídos y los había tirado a la basura.

Porchay finalmente se levantó y decidió acercarse a la ventana para ver las estrellas, donde con asombró vio que su guapo guardaespaldas estaba nadando en la piscina.

Kim tenía calor y estaba bastante nervioso por lo sucedido en ese día, además no podía dejar de pensar en que su enfurruñado pero lindo protegido, era bastante mimado y muy caprichoso.

Big le había dicho que podían usar las instalaciones cuando la familia no lo hacía, así que finalmente había decidido ir a la piscina un rato para relajarse.

Mientras en su habitación, Porchay lo observó durante bastante tiempo.

-¿Por qué es tan malditamente perfecto?-susurró asombrado al verlo salir del agua tan solo con un corto traje de baño.

Tras permanecer admirando furtivamente la perfecta delineación del cuerpo de su guardaespaldas por unos instantes, este no cesaba de sonrojarse, por lo que empezó a sentir calor, mientras notaba como su entrepierna comenzaba a palpitar en el interior de su pijama.

-Oh joder, ¿Qué es esto?, mierda Chay-Se regañó a si mismo-no puedes sentir esto, tienes que ceñirte a tu plan de hacerlo renunciar.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora