Capítulo tres

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En Rangsit, a treinta minutos de Bangkok, Tankhun Theerapanyakul, de veintisiete años y dueño de una agencia de guardaespaldas, la cual hacía varios años había heredado de su padre, militar retirado, como su hijo primogénito, entró en su despacho.

Su agencia se destacaba por entrenar a los mejores escoltas, todos ellos con entrenamiento militar, como el que sus dos hermanos y él habían recibido desde muy pequeños.

Kinn y Kim, de veinticinco y veintitrés años de edad, le ayudaban con el entrenamiento e instrucción de nuevos alumnos, colocando laboralmente a los mejores y también cubriendo las bajas cuando era indispensable.

Lo cierto era que los tres hermanos se llevaban bastante bien, aunque muchas veces surgían roces pues los tres tenían mucho temperamento y alma competitiva.

Todo había ido bien en ese año, sin embargo, últimamente el negocio estaba decayendo y por eso Khun estaba bastante preocupado, además de que en la última semana, sus dos mejores hombres, sus hermanos, se habían quedado sin sus protegidos, tras morirse estos de enfermedad pues eran magnates muy entrados en años.

Ese mes estaba siendo un tanto extraño pues apenas tenían alumnos, ya que como cualquier agencia de guardaespaldas que se precie, sus cuotas no eran económicas y tan solo los pudientes y los que realmente lo deseaban, podían acceder a esa instrucción.

Tenía a varios escoltas repartidos por toda la geografía tailandesa, en total unos cincuenta, los cuales le proporcionaban buenos ingresos, aunque los contratiempos y bajas mermaban bastante los números.

...-Los alumnos de las nueve están por llegar, ¿algún comentario que debas hacer?- preguntó su hermano mediano Kinn, tras tocar a su puerta.

-No, hazles una primera toma de contacto. Mira que son los nuevos, no los fuerces como acostumbras.

-Sabes que yo tengo una forma de trabajar y el que no la siga es porque no sirve.

El mayor resopló con molestia.

-No podemos permitirnos perder a los alumnos que tenemos. No los fuerces o iremos a la quiebra.

-Ya...ya...ok...ok, seré dócil con ellos.

Tras irse este, Kim su hermano menor entró y se dejó caer en la silla frente a este.

-¿Qué se supone que haré yo?, Necesito acción, sabes que lo mío es la calle, no ser profesor de débiles alumnos.

-Oye, estoy haciendo lo que puedo. En cuanto tenga algo te aviso.

-Quizás deberías bajar los precios, así tendríamos más demanda- protestó Kim.

-Si bajamos los precios, seremos como cualquier agencia del país y adiós a nuestro prestigio como escoltas de élite. Él trabajo de nuestro padre se irá a la mierda.

El menor resopló con fastidio y a continuación se levantó para irse.

-Ok, estaré en mi aula o en el gimnasio si aparece algo.

Unas horas después, cuando casi iba a ser la hora de cerrar para irse a comer, Tankhun apareció en el gimnasio, donde sus dos hermanos ejercitaban su cuerpo, junto con los otros dos instructores que tenía en plantilla.

Todos habían terminado con los alumnos de esa mañana y pasaban el rato.

...-Tengo un nuevo destino para vosotros.

Kinn y Kim soltaron entonces las máquinas en donde estaban y lo miraron con atención.

Kinn y Kim soltaron entonces las máquinas en donde estaban y lo miraron con atención

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4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora