Capítulo cuarenta

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Kim caminaba con sus manos a la espalda de un lado al otro de la habitación de Porchay pues estaba bastante desconcertado con lo que este le había contado.

El joven moreno por su parte permanecía con su mirada en el suelo, mientras estaba sentado en el borde de su cama, ya que le era imposible soportar la mirada del escolta.

-Es que de verdad no entiendo qué es lo que quieres que haga yo- Habló finalmente el mayor tras un largo silencio- Dices amarme y sin embargo accedes a casarte con ese tipo.

-Kim, ya te he dicho que no quiero que mi padre lo mate. No quiero vivir con esa culpa-el joven moreno se enjugó las lágrimas de sus ojos -toda mi vida lo he criticado por su trabajo y ni siquiera conocía a sus víctimas, ¿Cómo puedo permitir ahora que le haga eso a alguien que si conozco y que sólo se defiende?

-Yo sé que tú padre es quién es pero ese tipejo es un aprovechado...se está escudando en su victmismo para conseguir su objetivo...osea tú.

Porchay rompió a llorar de nuevo.

-Yo nunca quise que pasase esto. Nunca debí decirle que si pero estaba molesto contigo y...

Kim resopló.

-Yo jamás me había involucrado con alguien como tú. Sabes lo difícil que ha sido superar mis prejuicios y acceder a ....-este tragó duro- creí que solo seríamos tú y yo pero ahora...

-Lo sé...lo sé- el joven moreno lo miró con desesperación -Yo no tenía planeado esto, ni siquiera quería ir a esa maldita cita.

El escolta finalmente se paró frente a este.

-Bien, entonces solo nos queda que usted y yo volvamos a ser tan solo, el joven de la casa y un guardaespaldas, señorito Porchay-dijo apretando los dientes- además creo que será mejor que pida ser cambiado con mi hermano.

Al escuchar eso Porchay negó con rapidez.

-No, no puedes dejarme. Yo no puedo vivir sin ti.

-¿Qué quiere que haga?, ¿Que cuide de usted y de su maridito, mientras que lo que me provoca es golpearlo?

-Kim yo...

-¿Usted cree que yo puedo cuidarlo sabiendo que es de otro?, ¿Qué ya no podré tocarle, ni besarle y tampoco hacerle el amor?

El joven moreno abrió sus brazos y tras levantarse se sujetó con fuerza al cuerpo de su aún escolta.

-No me trates de usted, de nuevo, me duele...soy Porchay, tu Porchay

Kim intentó no derrumbarse, y sacando fuerzas, negó con la cabeza, agarró de los hombros al moreno y lo apartó.

-Esto es lo único que puedo hacer. Pronto se casará y quizás se vaya de aquí. Debemos terminarlo ahora.

-No, no, Kim. Por favor- suplicó el joven moreno- quédate conmigo. Buscaremos una solución.

El guardaespaldas volvió a notar los brazos de Porchay rodeando su cuerpo, encajando perfectamente y haciéndolo sentir vulnerable y malditamente bien.

-No hay solución alguna. E-Espero que sea muy feliz en su matrimonio.

-No, no voy a ser feliz si no es contigo-El joven moreno cayó sobre sus rodillas, abrazadose a las piernas de Kim.

Ver a su protegido así le hizo sentir como si un puñal le atravesara el pecho, eso era demasiado para él pues ya era complicado llevar una relación con el chico al que protegía a espaldas de su familia, como para añadir el hacerlo a espaldas de un esposo.

-Lo siento, como usted ha dicho antes. Lo siento mucho- sentenció apartándose y caminando hacia la puerta- Ande duerma un poco, ya es muy tarde.

-Kim, quédate hablemos más sobre esto- suplicó el más joven levantadose del suelo-no podré hacerlo sin ti.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora