Capítulo seis

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Tras conducir en silencio todo el trayecto hasta el polígono de tiro, Kim aparcó el deportivo azul en el aparcamiento subterráneo y a continuación se bajó.

Mientras rodeó el coche, este miró a todos lados por precaución y acto seguido le abrió la puerta a su protegido.

-Salga

Porchay tras resoplar, obedeció y caminó hacia el ascensor que tantas veces había usado desde que tenía uso de razón.

Odiaba ir a ese lugar y estar disparando durante dos horas distintas armas pues lo hacía por imposición y no por gusto.

-¿Ocurre algo?, Está muy callado, señorito- preguntó finalmente el escolta mientras oprimía el botón al primer piso.

-No, nada

-La ira no es buena consejera. Y mucho menos con un arma en la mano- Volvió a hablar Kim.

El joven moreno soltó un profundo suspiro y a continuación se giró hacia este.

-La próxima vez no les des tanta confianza a mis amigos, por favor.

El guardaespaldas asintió aunque no vio su error.

-Solo hago mi trabajo. Necesito saber quiénes son las personas que le rodean, señorito.

-Mierda...¿Y puedes dejar de decirme "señorito"?, Me hace sentir incómodo- protestó el joven moreno bastante molesto.

-Lo siento pero así es como me dijeron que debía decirle.

-Mi nombre es Porchay, aprendetelo.

-No creo que pueda llamarle así.

-Tú solo hazlo, por favor

El ascensor se detuvo y ambos salieron del interior para dirigirse al mostrador e identificarse.

Tras llegar a donde estaban las cabinas de tiro, estos se toparon allí con Kinn y Porcshe, quienes ya habían estado disparando.

También estaban otros conocidos para Porchay, como Vegas, Macau y Tay, los hijos de los socios de su padre y Pete y Time, los novios de estos.

Porchay saludó sin mucho afán y acto seguido se acercó a su puesto, se puso los auriculares, cogió el arma y comenzó a disparar al blanco.

Kim lo observó con detenimiento desde más atrás, viendo que el chico no lo hacia nada mal, aunque su manera de coger la pistola y la postura de su cuerpo eran un tanto extraños

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Kim lo observó con detenimiento desde más atrás, viendo que el chico no lo hacia nada mal, aunque su manera de coger la pistola y la postura de su cuerpo eran un tanto extraños.

Tras descargar el arma, bastante molesto, el joven moreno recogió la silueta de papel para comprobar su puntería.

-Maldita sea

El escolta entonces se le aproximó y tras cogerle la pistola de las manos, recargarla y poner otra lámina, se colocó y disparó todo el cargador.

Al terminar, este recogió la lámina, viendo con orgullo que todos sus tiros habían dado tanto en la cabeza como en el corazón, sumando la máxima puntuación.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora