Capítulo veintiséis

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Kim se despertó con el ruido de los coches, en los que el resto de la familia regresaba de la fiesta.

Aún adormilado palpó su móvil en el bolsillo de su cazadora y tras encenderlo vio que eran las tres de la madrugada.

Suspiró profundamente, se levantó de la silla y se inclinó para ver a su protegido, quién dormía plácidamente, entonces lo arropó bien y a continuación salió de allí camino a su habitación.

Por el pasillo se encontró con Big y Ken que traían a un bebido Pond y tras ellos a su hermano Kinn agarrando a Porcshe.

Kim optó por ayudar a su hermano, así que llevaron al moreno a su habitación, lo tumbaron en la cama y le quitaron la chaqueta, los zapatos y los pantalones.

Porcshe balbuceaba cosas sin mucho sentido, aunque en un par de ocasiones, estos escucharon claramente el nombre del guardaespaldas mayor.

Kim salió y se encontró con Koney que lo buscaba.

-¿Cómo ha estado mi pequeño?- preguntó preocupada-No he querido ir y despertarle. He estado intranquila toda la noche.

El joven escolta asintió con la cabeza.

-El está bien, señora, no se preocupe.

-Oh menos mal, se quedó tan triste por no ir a la fiesta.

-Señora, ¿Puedo preguntarle una cosa?

-Si claro dime

-Bueno, es que el señorito Porchay me dijo que duerme con luces encendidas. Me ha dicho algo sobre un intento de secuestro en su infancia.

Koney dejó salir un pesado suspiro.

-Mi pobre pequeño. Si es cierto.

El guardaespaldas los miró sin entender.

-Big no me dijo nada de esto. Creo que debería haberme hablado de una cosa como esa.

La mujer negó.

-En la familia no hablamos sobre eso y no dejamos que los empleados lo hagan. A Porchay le ha sido muy difícil superarlo.

Kim asintió pues no era nadie para cuestionar tal decisión.

-Si, señora

-Bien, buenas noches, Kim Que descanses

-Buenas noches, señora.

El guardaespaldas siguió su camino hasta que llegó a su habitación y agotado se dejó caer en su cama.

-Menuda nochecita- escuchó decir a Kinn quién entró poco después.

-Si- afirmó el menor- menuda tajada de han cogido el señor Pond y su hijo, apenas se tenían en pie.

Kinn se tumbó en su cama y resopló molesto.

-Me prometió que no lo haría pero sin embargo...

-Oye, tu trabajo es protegerle, no velar por sus vicios.

-Si lo sé pero no puedo evitar preocuparme de que Porcshe, dañe su cuerpo y su vida de ese modo.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora