Capítulo cuarenta y dos

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Eran las siete de la mañana de un nuevo día y Kim, cansado de estar sentado en el sofá, nuevamente decidió moverse un poco por la habitación para estirar las piernas, aunque estaba casi a oscuras.

...-¿Mamá?- escuchó hablar a Porchay.

-Soy yo... Tu familia se ha ido a descansar, regresarán pronto

-Ah eres tú, idiota

El guardaespaldas suspiró con pesar.

-¿Por qué me insultas?

-Pues porque me da la gana.

-¿Por qué lo hiciste?

Porchay sonrió con cinismo

-Pues porque quería llamar la atención, ¿No es lo que se dice en estos casos?-  Preguntó

-Porchay, por favor

El moreno entonces resopló molesto.

-No pienso decirte una mierda...vete, déjame solo...vete, ya

Al escuchar eso, el escolta lo sujetó de un brazo para que se calmara o ya no podría entrar más a la habitación.

-Tranquilizate-susurró el guardaespaldas acercándose más para impedir que se levantase.

-¡Debiste dejarme morir, estúpido!, ¡mi vida es una mierda!- le gritó de repente el chico moviéndose y dándole un golpe en la cara a este.

Kim se le quedó mirando, aunque rápidamente se le ocurrió una cosa para que Porchay dejara de patalear y de gritar, así que lo hizo.

Kim se inclinó y atrapó los labios de este en un beso apasionado e intenso, del cual poco a poco Porchay fue disminuyendo la intensidad de su pataleta, dejando de resistirse para seguirlo.

Minutos después, cuando Kim notó que su protegido ya se había calmado, entonces rompió el beso y se incorporó para mirarlo, dándose cuenta de qué los hermosos ojos de su protegido estaban clavados en él.

Este tenía su boca entreabierta y sus labios estaban rojos e hinchados, permaneciendo suplicantes por volver a ser besados de nuevo, así que el guardaespaldas volvió a inclinarse y volvió a besarlo.

Este beso fue mucho más intenso y mucho más apasionado que el primero, incluso el moreno movió su brazo para acariciar con su mano el cabello del escolta. 

Cuando les faltó el aire, estos se separaron y entonces el guardaespaldas pudo comprobar que su protegido estaba muy sonrojado y agitado, mientras seguía mirándolo con incredulidad.

-¿Po-por qué lo hiciste?, ¿por q-qué me be-besaste de nuevo?-preguntó jadeante-¿No era que ya no querías saber nada de mí?

Kim no supo que contestarle pues si le decía que era para que se callara la boca, el moreno seguramente empezaría a chillar otra vez pero tampoco podía decirle que era porque le encantaba y que su boca lo había llamado para que la besara.

No, no podía decirle que se sentía atrapado por él.

-Emm...yo...emm...es que...

Este no pudo terminar su balbuceo pues en ese momento entró una enfermera, quien venía a revisar que todo tuviese bien.

-¿Puede salir un momento, por favor?,-preguntó la mujer al guardaespaldas.

Kim asintió.

-Voy a buscar un café a la máquina, enseguida regreso.

Porchay lo siguió con la mirada, hasta que este desapareció de su campo de visión y entonces miró a la enfermera que le sonreía muy animada.

-Tienes el pulso un poco acelerado, se lo diré al médico-dijo esta mientras le cambiaba el suero.

4. KimPorchay: Guardaespaldas de un niño rico (KinnPorsche) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora