Capítulo 4

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Kiraz

—¿Mami? ¿Qué haces?

—Perdón, bebé —respondió ella entre lágrimas.
—¡Mami! ¡No!

—¡No! —me senté de golpe—¡Ay! —cerré mis ojos con fuerza llevándome la mano a mi sien.

Percibí una tirita al costado de mi ceja. Inspeccioné mi cuerpo, una venda cubría mi muñeca. Mis mejillas húmedas. No tenía mi ropa puesta, muy por el contrario, llevaba la de otra persona. Me levanté un tanto mareada, pero de una forma u otra tenía que averiguar dónde estaba, no tardé mucho en darme cuenta al salir y distinguir las escaleras.

Estaba en su piso.

¿Qué hacía aquí?

Bajé cautelosa y me lo encontré preparando el desayuno. Estaban con unos pantalones de pijama y la parte de arriba descubierta. De espaldas a mí.

—Linda espalda.

Él se exaltó dándose vuelta. Abrió sus ojos de par en par y se acercó a mí medio rápido, no porque fuera a desmayarme, no, sé que estaba lejos de eso, pero de seguro mi estado sí era vergonzoso.

—¿Qué haces levantada? —puso su mano en mi frente—. Deberías estar haciendo reposo.

—Y tú deberías dejarme en paz, y míranos.

—Vamos.

—Cárgame—extendí mis brazos.

Cuando tengo fiebre, o estoy enferma en general, hago, o digo, cosas que una persona generalmente lo haría empedada.

—Bajaste sola, no me digas que ahora no puedes subir.

Me quedé en silencio mirándolo fijamente. Neutra, pensando internamente qué demonios estaba haciendo.

—Ten—me extendió una pastilla sacándome de mis pensamientos.

—¿Y esto? ¿Vas a drogarme?

—Te necesito esta noche, ¿recuerdas?, tómatela.

—Pensé que después de lo de ayer ya ibas a dejarme tirada—me extiende un vaso con agua y la ingiero.

—Dado que conoces a Angelique, no puedo hacerlo, no me conviene.

Comencé a caminar, pero en vez de seguir sus órdenes, me dirigí al sofá.

—¿Qué pasó anoche? —se sentó frente a mí.

—Me seguiste, no creas que no reconocí el coche.

—Sí, bueno, sola, de noche, con lluvia y en tu estado, necesitaba asegurarme que estuvieras viva para hoy.

— ¿Por qué no me defendiste de Matias? —lo miré desganada.

—Creí que no lo necesitabas. Eres de carácter fuerte, estaba seguro que podías con él.

—Inteligente, porque habrías salido herido si te entrometías.

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora