Capítulo 26

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Kiraz

No sé qué pasó. Cómo llegué a ese extremo. Mi mente estaba bloqueada y dudaba que pudiera recordarlo en un buen tiempo, quizá días. Pero la cosa estaba hecha, volví a caer, la diferencia es que no iba a parar. Me contuve, me contuve porque no permitiría que una mujer me menospreciara con sus palabras. Pero ahora era las mías, era yo.

Así que lo hice. Una. Dos. Tres veces. Aún no me ponía de pie ni me separaba del retrete. Las lágrimas me caían por la fuerza empleada. Odio vomitar, claro que sí, pero fue más fuerte que yo, no pude controlarlo.

-¿Kiraz? ¿Hija? -golpearon la puerta-¿Te falta mucho? Ya llegó tu nueva compañera.

-Ya casi-grité del otro lado.

Tosí un poco, enjuagué mi boca con agua, sequé mis lágrimas y me alisé la ropa antes de salir.

-Lista-sonreí.

-Genial. Dos cosas, la primera, algun día mandaré a derrumbar este baño, les he dicho que no me gusta que lo usen. Y segundo-suspiró cansada-Es la última oportunidad que le doy a alguien-informó mientras nos acercábamos a la sala-. Cada día tengo en claro en quien puedo confiar.

-Siempre nos tendrá a Willy y a mí -aclaré.

-Lo sé, cariño.

La chica era de pelo rubio oscuro. Un poco más alta que yo. Y delgada.

Sonreí amable y continué con mi labor siguiendo la orden de la señora Angelique mostrándole la casa.

-No los traiciones-dije de pronto -. Ellos no se lo merecen.

-No lo haré, lo prometo. Soy Cleo, por cierto.

-Kiraz. Y ya lo sabía.

Me di la vuelta con intención de irme cuando su voz suena:

-¿Entonces me recuerdas?

-¿Perdona?

-Soy la hermana mayor de... ¿Estuviste en el cumpleaños de mi hermana? Con Leo. Estoy segura que eres tú. Mi novio luego llegó con la nariz sangrando y el labio partido por tremendo golpe que el intachable Leo Arat le propinó-rió ante el recuerdo.

-¿Qué? -no daba crédito a lo que estaba escuchando -¿Matias? Él... ¿Es tu novio?

-Sí-suspiró enamorada -¿Lo conoces? -me miró con una amplia sonrisa.

Qué alguien me de paciencia porque voy a requerirla. Es más, mi hipótesis es que cuando me la estaban entregando, decidí desviar el camino y meterme de lleno en una librería.

-Cari, él era mi novio.

-No sabía -respondió sorprendida.

-¿Hace cuánto están juntos?

-Ocho meses -replicó sin dudar.

O sea, me engañó a mí, a Alma, y para equiparar, estaba jugando con esta chica. No señor, esta me las pagaba. Alma me daba igual, no demostró ser alguien que precise de mi ayuda, pero quién tenía frente a mis ojos, no se lo merecía.

Perfecta para tus ojos ✅ [NUEVA VERSIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora